Después de ganarle el pulso al Real Madrid en el Barcelona se han venido arriba y ya reconocen publicamente negociaciones para fichar a Villa. Eso quiere decir que el baile oficialmente ha comenzado. Su vicepresidente deportivo, incluso, decía ayer que las negociaciones «van por buen camino». Por buen camino para el Barça, hay que entender, lo que no quiere decir que sea un buen camino para el Valencia. Más vale que pongan lo que tienen que poner lo antes posible, porque el baile va a ser más bien breve y Llorente se ha encontrad de repente con la sartén cogida por el mango debido a esas cosas que tiene el fútbol y que hacen de él un escenario imprevisible para los negocios. Quizá el mejor escenario que se podía esperar para una operación así. Allí, en Barcelona, la euforia, el fiasco de Ibra, la presión de Guardiola —y algunos jugadores— y las urgencias de Laporta cotizan. Aquí, en Valencia, como nada ni nadie nos va a quitar la tristeza por la venta del Guaje, al menos que les cueste un riñón y nos arregle el saquito.

Los fichajes

Mientras, en previsión de cosas como esta, la secretaría técnica del Valencia ha redoblado esfuerzos durante el último año. Muchos kilómetros, mucho trabajo y mucha imaginación en el trato con futbolistas para compensar la falta de dinero, que efectivamente no hay demasiado. Cuatro futbolistas fichados antes de que acabe la liga —incluyendo al Chori Domínguez— y alguno más que se escapó a última hora, cuando un buen centro al área se perdió al no encontrar rematador, es el balance de todos estos meses. Aunque el capítulo de entradas y sobre todo salidas no está cerrado, lo importante es que con ellos —y los que vengan— el equipo funcione. Poner nota a los fichajes antes de que empiece a rodar el balón tiene su riesgo.

Los dineros públicos

La Generalitat Valenciana anuncia la eliminación de algunas de las sociedades y fundaciones públicas para recortar el gasto dentro del plan de austeridad que se avecina para los próximos años. Más o menos como el Valencia CF. Hay que estar atentos a lo que se cuece con la Fundación Valencia CF que, aunque teóricamente privada, es actualmente propietaria de la mayoría accionarial de la sociedad anónima deportiva gracias al dinero público.