Tal parece que Florentino Pérez ha sacado el machete de cortar cabezas. El presidente del Madrid quiere limpiar el equipo de jugadores que considera que ya han dado el máximo rendimiento posible y que con su permanencia no hacen sino enrarecer el ambiente. Casillas, Sergio Ramos, Pepe y Cristiano Ronaldo son los señalados. Curiosamente, un cuarteto que ya había puesto en la picota José Mourinho. La sombra del portugués es alargada. Ancelotti fue un paréntesis y ahora llega Benítez, que es el encargado de ejecutar los designios del presidente sin rechistar.

El desconcierto en el Madrid es tan grande que no se sabe ni a qué va a jugar. Lo dijo ayer el entrenador. Rafa Benítez declaró en una entrevista a los medios de comunicación del club que «aún hemos de decidir el sistema más adecuado para tratar de aprovechar al máximo el potencial de cada jugador». Suena a que el técnico se pliega totalmente a la plantilla que le ponga en sus manos el presidente, y como no sabe todavía cómo va a quedar configurada no tiene ni idea de cuál será la disposición en el campo. Buen comienzo.

Benítez ya dio hace unos días una muestra clara de que es muy sensible, por decirlo de manera suave, a los aires que soplan por, o desde, arriba. Fue a Gales a entrevistarse con Bale. El británico es el ojito derecho del presidente. Florentino Pérez ve al galés como el nuevo Cristiano. Y Bale acabó la temporada muy descontento. No se siente valorado por la afición y de ahí que se plantease un cambio de equipo. Pero Florentino se puso manos a la obra para atajar la movida. Uno de los compromisos alcanzados con Benítez para ser el técnico del Madrid fue el de reactivar a Bale. Esto pasa por ejemplo por liberarlo de tareas defensivas, que el jugador cree que merman especialmente su rendimiento.

Lo que quieras, Bale, le habrá dicho Benítez, aunque para ello haya que desplazar de posición a Cristiano Ronaldo, uno de los más fantásticos goleadores de todos los tiempos. Tiempo le faltó al portugués para alzar la voz. Cuidado con tocar el statu quo sin que haya razones para ello. Otra cosa sería que Ronaldo no diese la talla, pero no es el caso. O sea que un nuevo cabreado por las directrices del club, que ya cuenta en su zurrón con Casillas, Sergio Ramos y Pepe. La historia del portero es bien conocida. Mourinho le puso la cruz, animado a su vez por Pérez, que nunca estuvo convencido de sus cualidades, de hecho sondeó a Buffon cuando llegó a la presidencia, y desde entonces ha vivido un calvario. El club presiona para que se marche, con De Gea como recambio, pero el madrileño se mantiene firme en la posición de que se le diga claramente que no se cuenta con él.

Los dos defensas no llegan a un acuerdo para renovar y su continuidad está también en el aire, con capítulo especial para Sergio Ramos, que es uno de los pesos pesados del equipo, y con el que se presume un rifirrafe de cuidado. Pero Florentino piensa que después de una temporada fracasada como la que acaba de finalizar hay que mover la plantilla para tratar de coger impulso. Otra cosa es que sea de la forma adecuada.