La última junta dejó al descubierto la gran preocupación del valencianismo con las decisiones del máximo accionista que tienen su reflejo en lo que es hoy día el Valencia CF: un proyecto lleno de dudas y un equipo lejos de la elite europea del fútbol. Hay una encuesta en superdeporte.es de la que se desprende que la marcha del equipo es el problema que más preocupa al aficionado, nada menos que un 78%, seguido de la venta de futbolistas y los fichajes que va en esa misma línea con un 11%, muy por encima de la problemática con el nuevo estadio, que sería el problema más grave solo para un 6%. Habrá quien piense que esto sería trivializar la situación del Valencia CF porque sin duda hay cuestiones muy importantes que amenazan el futuro del club, pero en realidad no es así. Hoy la marcha del equipo, la nefasta temporada pasada y el comienzo casi peor de la presente, ponen el dedo en la llaga porque casi todo lo que ha llevado al club y a su propietario a estar contra las cuerdas son decisiones deportivas caprichosas y desde luego equivocadas. Y, ya que estamos, inesperadas, cuando en el mes de junio de 2015 el equipo se clasificaba cuarto y daba el primer paso para volver a la Champions con un equipo joven que era la envidia de Europa. Si en realidad, y como dice la presidenta, el compromiso de Meriton con el Valencia se mantiene intacto a pesar de haber sufrido un retraso, ya saben por dónde hay que empezar. Tener un equipo competitivo no solo es lo que le pide la gente, es el motor que lo ha de mover todo, un equipo que gane es una afición feliz, son patrocinadores y es el futuro estadio. Si por muchos inconvenientes que existan en los próximos meses no hacen todo lo posible por mejorar el equipo, el mensaje que estarán enviando al valencianismo es que ni pueden ni quieren hacerlo. Y a partir de ahí ya nadie se va a creer nada de lo que cuenten.

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