El Levante aún tiene mucho que mejorar, pero tras las sensaciones contra el Real Madrid a Manolo Salvador han empezado a preguntarle si le va a ofrecer la renovación a Caparrós. No hay duda de que la versión que se le vio al técnico antes del parón es la mejor desde que asomó por Orriols, sin piloto automático ni discursos prefabricados sobre cantera. Sin embargo, más allá de que es pronto y de que al equipo le faltan automatismos y un estilo definido pese a adivinársele una línea ascendente, hay que recordar que fue Caparrós quien quiso firmar sólo un año en lugar de los dos que le ofreció el club. Es decir, que aunque hoy por hoy no parece que a Salvador le quite demasiado el sueño, es el entrenador quien tiene la sartén por el mango. Y es que suya es la decisión de si se ve o no echando raíces en un club familiar al que no le ha acabado de coger el punto. Con la renovación hasta 2016 de Del Bosque el horizonte de la selección se pospone, pero siempre habrá clubes en los que un buen entrenador como él será candidato, empezando por ese Sevilla de su alma y su corazón que le va como anillo al dedo. Eso sí, para recuperar posiciones en el mercado antes tendrá que hacerlo muy bien en el Levante, lo cual pasa más por mantenerlo en Primera y bien clasificado que por las sesiones de tecnificación que pueda dejar como legado. Más allá del míster está muy bien que el club crezca, pero no que sea por medio de una cuestionable sofisticación que además de sentarle mal le sirve para poco.

Las renovaciones que sí tocan

Aparcado el asunto del entrenador, en lo que sí se ha cogido velocidad de crucero es en la renovación de jugadores. Después de David Navarro, con Juanfran encauzado y Keylor a las puertas, el próximo será Rubén, de quien el Levante lleva ya tiempo detrás para que no le pase lo de Iborra y se le haga tarde. Deportiva y económicamente el setabense hoy por hoy es un seguro de vida y para más inri todavía le queda recorrido en el Ciutat. No es, por contra, el caso de Diop, que salvo cambio de planes es carne de traspaso el próximo verano después de aquel rifirrafe de agosto que tanta intrahistoria tuvo. Sin llegar a lo de Rubén, el senegalés es uno de los mejores activos de la plantilla y sin duda el club hará bien en atar cabos para salir bien parado. Eso sí, mientras esté aquí seguirá siendo uno de los puntales del proyecto de ese Caparrós que le apretó tanto.

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