El Levante, todavía con el buen sabor del ascenso, conmemora hoy el aniversario de la que sigue siendo la página más dorada de su historia. Y es que la clasificación en 2012 para la Europa League supuso la primera experiencia en competiciones internacionales del club. Por ahora también la última, aunque no por mucho tiempo a poco que las piezas vayan encajando en su sitio. Precisamente sobre el aumento de la exigencia y la extrema dificultad de mantener la torre en pie, Manolo Salvador declaraba durante el fragor de las celebraciones, cinco años atrás, que Europa era una «putada». Aún muchos piensan, no en vano, que aquel éxito marcó un antes y un después, y no para bien, en un equipo de retales que pasó de aspirar a la permanencia a acabar desperdiciando la oportunidad, palabras mayores, de meterse en Champions. Francamente, viendo lo que pasó después y lo insatisfecho que se volvió el Ciutat, es posible que hasta lleven buena parte de razón. Sin embargo, volviendo al presente, de lo que no hay ninguna duda es de que jugar en Primera no tiene nada de lo que decía Manolo. Aunque en su día también hubo quien apostó por vivir acomodados en Segunda, el Levante ha dejado atrás el yunque de la adversidad y por estructura y salud económica está bastante mejor preparado que entonces para alcanzar mayores cotas deportivas.

Honda, más allá del renombre

Es precisamente en el actual contexto de crecimiento, y teniendo en cuenta que el proyecto deportivo que arrancó el pasado verano no es a un año vista sino a tres, en el que aparecen futuribles como Keisuke Honda, un jugador que vendrá o no pero por el que está confirmado cien por cien que el Levante ha hecho gestiones. Es la demostración de que el club trabaja para poner a disposición de Muñiz, si él quiere alinearlo, un once tremendamente remozado. El objetivo son futbolistas que más allá de su renombre supongan un salto de calidad en un equipo dispuesto a crecer.

Relación de confianza mutua

Siendo como es garantía de rendimiento, en los hombros de Muñiz va a descansar la responsabilidad de sacarle todo el jugo a los Hondas que se incorporen a la plantilla. La mutua relación de confianza que hay entre el club y él es también una ventaja a la hora de planificar sin el estrés de no tenerlo blindado. Renueve la semana que viene, dentro de tres meses o nunca, ni una parte ni la otra tienen realmente prisa. A la espera de ver si las expectativas se cumplen, la normalidad es absoluta.

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