Para ser su primera aparición, no está nada mal. Que ya es mucho decir, ante rivales de talla, como Villarreal y Málaga, y con solo un par de jornadas de trabajo con el grupo a sus espaldas. Víctor Ruiz y Antonio Barragán empezaron su etapa como blanquinegros dando sensación de seguridad, y de que el club puede haber hayado en ellos un buen remedio para los males defensivos que le acucian desde hace varios años.

Sea o no circunstancial, el caso es que su debut, en el que jugaron los 90 minutos en los que se dividieron en los dos mini-partidos, coincidió con una noche exitosa de los de Emery, quienes se volvieron a casa con un trofeo en la mochila y cero goles en contra.

Por partes, nunca mejor dicho, el catalán sobresalió más en el primero de los duelos. El rival, al fin y al cabo, lo exigía. Con Van Nistelrooy enfrente, a Víctor no le quedó que ponerse inmediatamente las pilas, dar el máximo en cada acción. Porque el holandés puede estar viejo, pero no ha perdido un ápice de su capacidad de remate y desmarque en las inmediaciones del área. En el único descuido del ex del Nápoles, no en vano, le sacó la décima de segundo necesaria para cabecear en franquicia desde el punto de penalti y poner a prueba los reflejos de Alves.

También Joaquín probó las artes defensivas del que podría haber sido su compañero, si el ´Pisha´ no hubiera escuchado los cantos de sirena del jeque este verano. Al ser más habilidoso y rápido que Van Nistelrooy, el nuevo número ´18´ blanquinegro tuvo que emplearse más a ras de suelo. Pero con la misma contundencia y solvencia. Ruiz no tuvo problemas de faltas, porque no necesitó hacer siquiera una. Tampoco de entendimiento con sus nuevos compañeros. Ni con Ricardo Costa, con el que jugó menos (apenas un cuarto de hora ante el Villarreal), ni con Dealbert, con el formó pareja en el eje de la zaga ante el Málaga y la primera media hora del segundo choque. Por alto, correcto. Y en la salida del balón, sin estridencias; no hizo ninguna virguería, pero tampoco entregas comprometidas.

Barragán se dejó ver más frente al Submarino. Seguramente, porque Buonanotte le exigió más que los amarillos, quienes jugaron sin extremos natos y se quedaron con uno menos muy pronto. Aún así, la sensación fue positiva en ambos casos. Por su banda apenas sufrió el Valencia; cuando lo requirió la ocasión se empleó con fuerza, como en la acción que le supuso la amarilla ante el Málaga. El punto más débil en la actuación del lateral llegado de Valladolid fue la culminación de las jugadas de ataque. En los centros no estuvo muy afortunado, al contrario de lo que ocurrió en el juego combinativo, donde demostró buenas maneras; incluso sirvió de desahogo al centro del campo y liberó de obligaciones defensivas a Feghouli. La satisfacción era común en los dos protagonistas y el técnico a la conclusión del triangular. «Es importante de que hayan podido jugar los 90 minutos para que se acoplen cuanto antes», destacó Emery, contento también por la plantilla confeccionada, no tanto con el número. Víctor Ruiz y Antonio Barragán, además, expusieron su «ilusión» por lo que les espera en esta etapa.