Negredo centró los focos ante el Granada y no podía ser otro jugador el que finiquitara el duelo copero. Así lo sabía Álvaro, sus compañeros y sobretodo una afición deseosa de ver a su ídolo elevar el nivel del Valencia con sus goles. Dos de los tantos del hat-trick llegaron desde el punto de penalti. Todo giraba en torno a su figura y era el día señalado para ser el que tirara de las penas máximas. El ´7´ no se acobardó, fue valiente y se enfrentó cara a cara con Kelava en dos ocasiones con éxito final. Pero pudo no ser así porque la ambición de este plantel hace que todos quieran aportar al equipo. Negredo no dudó y cogió el primer balón haciendo caso omiso de las peticiones de Santi Mina.

Esa voracidad se vio frenada con el segundo penalti pitado que el mismo provocó. El compañerismo de Negredo hizo que el punta blanquinegro desechara en primera instancia el lanzamiento. Fue Rodrigo de Paul el que se lanzó a por la pelota con la intención de tirar la pena máxima. En ese instante un murmullo empezó a sonar en la grada de Mestalla. La afición quería el hat-trick, sabía que era clave para recuperar la moral del jugador franquicia y se inició el cantico. «¡Negredo, Negredo!» entonaba el graderío valencianista cuyos deseos acabaron siendo realidad. Piatti -con mayores galones que de Paul en el plantel- le había birlado la oportunidad al mediapunta argentino, pero la presión por que lanzara Negredo fue superior. Álvaro no dudó y redondeó su gran tarde.

«Me lo han pedido, lo había dejado pero luego han venido un par de compañeros y la gente me animó a tirarlo, estaba con confianza, y al final pude marcarlo para conseguir el hat-trick» así explicó la situación un Negredo que vio la confianza que la plantilla tiene en él.