Zakaria Bakkali fue la víctima de una injusticia el domingo en Gijón. El belga fue agredido por Isma López con premeditración y alevosía en una acción sin balón en el minuto 91 en la que el árbitro Munuera Montero ni siquiera señaló falta, el lateral derecho del Sporting, Lillo, se cebó con él desde su entrada en banda izquierda y el único de los tres jugadores que salió de El Molinón con una tarjeta amarilla fue el valencianista. Tan increíble como indignante. Sobre todo después de que el vestuario comprobara en imágenes el brutal codazo de Isma López que dejó tendido en el césped al belga durante unos segundos. ¿Cómo es posible que ninguno de los asistentes del colegiado lo viera? ¿Y cómo es posible que el Comité de Competición no entre de oficio para castigar la conducta antideportiva de Isma López? El club conoce el artículo 22 del Código Disciplinario que permite al juez actuar «de inicio», pero asume que son muchas las temporadas que el comité lleva mirando para otro lado cuando sucede algo similar y, lo más grave para el Valencia y el fútbol, será imposible que se haga justicia con el agredido Bakkali y el agresor Isma López.

La agresión a Bakkali que el árbitro no ve

La agresión a Bakkali que el árbitro no ve

El Sporting se empleó con dureza con el ValenciaSporting. 21 faltas en noventa minutos así lo confirmaron. Una media de una cada cuatro minutos. Dani Parejo (5) y Joao Cancelo (4) fueron los jugadores de los dos equipos que más faltas recibieron. Sin embargo, el más castigado por la dureza de las entradas fue Bakkali. El belga no se arrugó y fue objetivo de los de Abelardo desde el minuto 65 cuando entró al campo sustituyendo a Santi Mina. Lillo fue el primero en buscarle. El lateral derecho empujó a Zakaria sin el balón ya en juego, el belga se encaró con el sportinguista para pedirle explicaciones y de nuevo fue empujado por Lillo. ¿Resultado? Amarilla solo para Bakkali. Así lo reflejaba el árbitro en el acta. «En el minuto 79 el jugador (11) Bakkali , Zakaria fue amonestado por el siguiente motivo: Discutir con un contrario sin llegar a insultos ni a la amenaza». Para colmo, Bakkali se llevó la bronca de Enzo Pérez . El capitán le recordó a gritos que iban por delante del marcador y no podía caer en la trampa del Sporting y dejar al equipo en inferioridad numérica. El Sporting se desquiciaba porque veía escapar los tres puntos e Isma López lo pagó de nuevo con Zakaria. Esta vez con un fuerte codazo lejos de la disputa del balón que el árbitro andaluz ni siquiera castigó con falta. Ver para creer.

Actualmente existe un artículo que recoge la posibilidad de entrar de oficio. Se trata del artículo 22 titulado «Iniciación». «El procedimiento extraordinario se iniciará» y establece dos opciones. Una, «por providencia del órgano competente de oficio, o a requerimiento del Consejo Superior de deportes». La otra es la clave del asunto: «La incoación de oficio se podrá producir por iniciativa de propio órgano o en virtud de denuncia motivada». Legalmente se puede «rearbitrar» un partido y sancionar acciones no recogidas en el acta arbitral. Otra cosa muy diferente es que se haga. Hay que remontarse muchos años atrás para encontrar actuaciones de oficio en la liga española. No lo hace desde 2001 cuando el Comité abrió expediente a Rivaldo al golpear en la cara al jugador del Athletic Lacruz, en una acción que llegó al comité a través de la prueba videográfica, ya que no existía reflejo en el acta del árbitro ni tampoco denuncia. El Barcelona, pidió el año pasado a través de José Maria Bartomeu la obligatoriedad del comité para actuar de oficio. Lo hizo a raíz de un pisotón del portero del Espanyol, Pau López, a Leo Messi en la Copa del Rey que el árbitro no vio.

Lo peor es que es algo que solo pasa en España. En la Bundesliga alemana, la Premier League inglesa, la Serie A italiana o la Ligue-1 francesa es normal entrar de oficio basándose en imágenes de televisión. Claudio Pizarro, Mario Balotelli, Diego Costa, Jermaine Jones o Joey Barton, por ejemplo, fueron castigados. La Comisión Disciplinaria de la FIFA actuó de oficio con Luis Suárez y le suspendió por su mordisco a Chiellini durante el Mundial de 2014. Algo también habitual en la NBA, la Fórmula 1 o en Moto GP.