Jorge Mendes no podía permitir que una joya como André Gomes se quedara fuera del circuito de la Liga de Campeones. Una mercancia tan valiosa fuera de las grandes luces... imposible. El portugués, 23 años, tenía autonomía como jugador del Valencia, pero los tiempos del negocio son otros. No se había establecido como referencia creativa del equipo y venía de una temporada tibia, marcada por la irregularidad, con más bajos que altos. Nada de eso se tuvo en cuenta. Como siempre, resistirse a un contrato y a un traspaso de ese nivel fue imposible para las partes. Las propuestas eran tremendas, tanto como el salto. Y la voluntad final del futbolista -escapar de este Valencia vulgar y sin modelo- también terminó por ser decisiva. Si no hubiera sido el Barça, habría sido la Juve, uno de los dos Manchester, el Chelsea o el Real Madrid. La foto con la Eurocopa conquistada en Francia terminó impulsando el plan. Nada que reprochar. Sin embargo, el momento actual refuerza las dudas. Cada derrota, incluso cada triunfo del Barça, termina en reproche. André no ha encajado, la desconfianza crece y también las sospechas: ¿Estaba maduro para la exigencia de un escenario como el Camp Nou? ¿Sus características se ajustan al estilo de centrocampista que allí funciona? ¿Luis Enrique tenía y tiene claro el tipo de futbolista que André es? ¿Conoce dónde ofreció su mejor versión en el Valencia?

Las expectativas -desmedidas- y los tiempos -paciencia cero- están desconfigurando su naturaleza. André está superado y los meneos editoriales van que vuelan. No hay piedad, ni contexto, ni perspectiva. La opinión de Jorge Valdano -en El Transistor, programa de Onda Cero- ha apretado el nudo que el portugués tiene sobre su nuez un poco más: "André Gomes está atravesando un periodo de inseguridad muy grande, hay veces que parece hasta que se esconde".

Nuno acertó la posición

André Gomes tiene cualidades por encima de la media, pero ha dejado de hacer cosas esenciales. Rodeado de genios parece menos elegante, menos técnico y menos potente. El Barça apostó por Gomes -35 millones de euros- sin que este hubiera realizado una temporada completa de sobresaliente. En el Valencia no se salió como hoy se está saliendo Bernardo Silva en el Mónaco, por adaptar un ejemplo contextual. Tampoco fue tan protagonista en el Valencia como lo fueron centrocampistas de éxito como Gerard López, Farinós o Mendieta...

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André necesita margen, confianza, continuidad, estabilidad, una posición, un rol y un serial de garantías que el Barça no le puede asegurar. Su trayectoria es rotunda. Gomes no es mediocentro. En Benfica dejó muchas dudas como ocho, siempre escoltado por un pivote defensivo puro. En el Valencia tampoco funcionó en esa posición porque no es un organizador. Pese a las etiquetas y su planta, Andrés es un mediapunta de 190 centímetros (más potente que hábil), con mucho despliegue; necesita espacio para llegar al área. Es un jugador de ataque. Como mucho, un interior. Nuno Espírito Santo acertó de pleno al lanzarlo desde el sector izquierdo del 4-3-3.

Valdano y los números

Aunque los casos y las posiciones son diferentes, su situación tiene puntos en común con la de Paco Alcácer. Uno no cuentra la forma de hacer goles y otro padece en el centro del campo. Sus estadísticas en el Valencia ya dibujaban un futbolista más bonito que bueno, con virtudes poco definidas y números pobres respecto al volumen de goles y asistencias que los futbolistas de primera línea mundial aseguran. Tres goles en LaLiga, uno en Champions y otro en Europa League, más tres pases de gol en LaLiga y otro en la Europa League dejó como valencianistas en el curso 2015/16. En el Barça ha involucionado en prácticamente todos los apartados del juego. André promedia menos disparos a puerta, en un equipo que ataca mucho más. Produce menos ocasiones de gol, realiza menos regates, lanza menos pases largos y tiene menos duelos defensivos ganados. "No ataca y tampoco defiende", dicen desde Barna. No puede marcar la diferencia en defensa porque esa no es su naturaleza y está lejos de ser un especialista en cualquiera de los apartados relacionados: tackles, despejes, interceptaciones.

André está apagado, está sufriendo y se nota. Luis Enrique tampoco le ha ayudado y los problemas de juego, tampoco. No es cuestión de minutos y sí de adaptación, de gestión del talento, de posición, de madurez, de presión, de estilo. Son muchas cosas. André Gomes nunca va ser un generador como Iniesta y confiarle el rol de Sergio Buquets es una locura, una misión destinada al fracaso. Si bien, por encima de todo, hay un dato que confirma las dificultades. En un equipo que duplica -como mínimo- el número de pases del Valencia por partido y monopoliza la posesión, André promedia casi ocho pases menos esta temporada. Para el Barça es un dato preocupante. André desborda menos, arriesga menos y huye del uno contra uno. La falta de confianza es evidente, casi siempre se refugia en la seguridad, intenta no fallar, pasar desapercibido, y eso multiplica la sensación a la que se refiere Jorge Valdano. "Parece que se esconde", afirmó el argentino, con razón. No hay nada más duro que un futbolista trascendente que no quiere trascender.

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