Señor Nuno Espírito Santo, de porqué decidí hacerme periodista y de porqué empecé en esta profesión en SUPERDEPORTE y de porqué aquí sigo por los siglos de los siglos a usted ni le va ni le viene, pero sí me gustaría explicarle porqué soy valencianista. Ahora, mientras escribo esto y tomo un café de máquina de esos chungos y aguosos, soy periodista, pero en cuanto salga de la redacción, o mejor dicho, cuando esté en mi casa haciendo la paella de cada domingo para comerla con mi mujer y mis hijas, soy más choto que Espanyeta. ¿Y por qué le digo esto? Pues verá señor Espírito Santo, resulta que en mi casa somos muy del Valencia de toda la vida. En eso no tuve elección porque era imposible ser de otro equipo, es algo que siempre agradeceré a mis padres. Mi padre ya no vive, cosas de la vida, pero mi madre disfruta de su jubilación haciendo lo que nunca pudo hacer por motivos de trabajo; ir a Mestalla. Ahora tiene el pase y va a cada partido con su bufanda, como tantos otros valencianistas, por otra parte. Y resulta que ahora que usted le ha visto las orejas al lobo, sale a decir que sufre cuando pierde el Valencia y aunque creo que lo dice sinceramente, afirmo que usted no sufre con el Valencia lo que sufre mi madre. ¡Ni de coña! Le digo todo esto porque mi madre me envió un mensaje de wasap desde Mestalla en el descanso del partido que me ha hecho pensar. Es el típico mensaje que habría enviado yo a mis amigos en el grupo de wasap o el típico comentario que habría hecho en la típica tertulia futbolera con los colegas con unas cervezas de por medio, pero no mi madre. Jamás habría pensado que mi madre me diría que prefiere que pierda el Valencia ante el Levante, aunque sea para que le echen a usted a la calle. Repito, jamás habría pensado en mi vida que mi madre desearía la derrota de su equipo de fútbol, y con esto espero que nadie tenga el atrevimiento de dudar del valencianismo de todos aquellos que en un momento dado han pensado algo similar; cada uno siente lo que siente como le da la gana sentirlo. Para que se haga una idea de lo que trato de explicarle señor Espírito Santo, mi madre, con 60 años, se fue ella solita a Göteborg a ver al Valencia jugar una final de la Copa de la UEFA y en cambio ayer, en el descanso del partido, llegó a desear que perdiera. Y no me haga reír, de eso no tengo yo la culpa porque mi madre no me lee... Gane partidos.

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