Antes de decir con rotundidad si Salvo y Rufete deben marcharse (ya hay quien lo pide todos los días y parece que le vaya el sueldo en ello), voy a permitirme recordar una máxima. Ya sé que debería ser un pensamiento inamovible y que no debería ser necesario estar repitiendo ciertas premisas cada dos por tres, pero viajando al escenario al cual parecemos encaminarnos, me permito recordar que las personas pasan y la entidad queda. Y no lo digo precisamente por Salvo y por Rufete (que también). Lo digo principalmente por los que se quedan.

Lo recuerdo por Nuno, el triunfador absoluto en esta batalla. Ya veremos si ello le comporta perder la guerra. Jugar a ser Mourinho cuando no tienes ni siquiera el bagaje de Karanka me parece un nivel de desgaste y responsabilidad que sólo aquellos que tienen un amplio recorrido en el fútbol de élite pueden afrontar. Y que puedan afrontarlo no significa que estén preparados. Esta es la historia de los egos por encima de la sociedad, y a la larga en estos casos quien suele salir perdiendo es la entidad. Eso es lo que realmente hay que tener en cuenta al hablar de estas situaciones.

Si han decidido marcharse, lo primero es respetarlo. Lo segundo, darles las gracias por toda la faena realizada (no ha sido poca, es más que evidente), y lo siguiente desear el máximo acierto a quienes se queden. Desear a Lim, Lay Hoon y Kim Koh que acierten con la figura del nuevo presidente ejecutivo, si lo van a necesitar. Y ya puestos saber qué va a pasar. O sea, saber si va a seguir habiendo un presidente ejecutivo o se va a prescindir de esa figura. No están los propietarios obligados a hablar algún día sobre qué pretenden. Pero sería de agradecer.

Igual recae sobre Nuno. El portugués sigue queriendo acumular poder. La ambición es lícita, el despotismo es menos tolerable. A Nuno hay que desearle también suerte, la mejor de ellas. Si las cosas le van bien, le irán bien al Valencia. Si van mal, no tendrá la vida muy larga por mucho contrato que tenga. Se ha puesto en primer plano exponiéndose a tope, y eso tiene consecuencias.

Todos sabíamos que en el momento se concretara la venta comenzaba el reloj de la cuenta atrás para Salvo y Rufete (pese a quien soñaba con acelerarlo).

Complicado dar una sentencia sobre si aciertan o no saliendo del club. Espero que la decisión sea meditada. Espero que quienes se queden respeten las áreas de trabajo y a los profesionales. Y sobre todo espero respeto para el Valencia. Al fin y al cabo, la entidad es quien queda siempre. Por encima de las personas...