La de Ranieri con el Leicester fue una de las grandes gestas de todos los tiempos, comparable a que la Liga la hubiese ganado el Levante o el Elche. Sin embargo, los clubes de fútbol no viven del pasado ni del futuro sino que lo hacen al día. Y el Leicester, por muy campeón de la Premier que sea, estaba con un presupuesto de Champions a sólo un punto del descenso y sin expectativas de mejora. Igual que lo fue la consecución del título, la destitución de Claudio ha tenido un impacto mundial con enormes críticas, en especial las de personajes de la autoridad de Mourinho. Ahora bien, y más allá de posibles causas internas,¿qué habría hecho Mou si fuese el dueño de un equipo en riesgo de descenso al que había que revolucionar como fuese y que se estuviese jugando su patrimonio?.

Doble recompensa

Ranieri es un profesional del fútbol al que el Leicester tiene que dar las gracias por una hazaña que a nivel económico y moral ha sido recompensada, y además muy bien, pero que este año no estaba cumpliendo las expectativas. Desde fuera es entendible el sentimiento de solidaridad, pero a nivel interno y poniéndose en su piel, el análisis de los responsables del Leicester les ha empujado a darle un vuelco a la situación. Sin él llevan dos victorias seguidas y seis goles a favor cuando en todo 2017 sólo habían hecho uno. El eslabón más débil es el del entrenador, pero cuando se toma una decisión así, de las más duras para un responsable deportivo, es fruto de un estudio concienzudo y en profundidad. Con una plantilla en la que se ha invertido dinero y que mantiene la columna vertebral de la temporada pasada tampoco era fácil obrar un milagro en el mercado de invierno. A una escala menos mediática, lo de Ranieri le ha ocurrido antes a muchos otros técnicos a los que, por ejemplo, un ascenso no les ha supuesto luego un seguro de vida.

Números insólitos

En España, mientras tanto, son ya 10 los cambios de banquillo en la parte baja más tres directores deportivos. Números insólitos estando en marzo y que, entre otras cosas, tienen que ver, por un lado, con la nueva realidad económica de los derechos de televisión que facilitan a los clubes el pago de rescisiones y, por la otra, por la entrada en el fútbol español de patrimonio extranjero y dueños que no están en el día a día de los equipos sino que delegan y consideran que los resultados están por debajo de las expectativas. Esto último es lo que pasó en el Málaga con un Juande al que el tiempo ha puesto en valor. Si se marchó él fue por las divergencias de criterio deportivo. Pero, si aquello fue una destitución, se precipitaron y bastante.

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