Desde hace meses el nombre de Giovani dos Santos se ha relacionado con un equipo diferente todos los días. Nunca se termina de concretar nada. Sevilla, Udinese, Sporting de Gijón, Wigan, América de México, Bolton… El interés del Villarreal va muy en serio. La cúpula del club amarillo está trabajando encontrar la manera de financiar su fichaje y la predisposición del futbolista es buena. La operación está en marcha y habrá final feliz si el Tottenham no pide un dineral.

El atacante siempre ha manifestado que la Liga BBVA le encanta y siente que su estilo se adapta a la perfección a las exigencias del balompié español. Aquí encaja, se formó en La Masia y vivió feliz en Barcelona. El reto de revitalizar al Submarino no le amedrenta. El curso pasado ya fue un revulsivo fantástico para el Racing. En Santander y de la mano de Marcelino, el mexicano se sintió a gusto, recuperó su mejor versión y ofreció un semestre de fútbol maravilloso. Gio busca su sitio y ahora es el Villarreal el que tiende la mano.

Talento y frustración precoz

La de Giovani es la típica historia de la estrella precoz que no es capaz responder a las expectativas que se generan en torno a su figura. Campeón del mundo juvenil con México, heredero del talento de Ronaldinho, zurdo genial… El Camp Nou lo convirtió en ídolo tan rápido como lo ventiló. El Tottenham pagó diez millones de euros por su traspaso, pero con la excepción de Santander y la selección mexicana, ha funcionado con cuentagotas. Harry Redknapp, entrenador de los Spurs, criticó su afición a las discotecas y en el Galatasaray de Frank Rijkaard apenas dejó algún detalle. La Premier es muy rápida, demasiado directa y vertical. El fútbol turco es agresivo, de mucho contacto. En España se siente mucho más cómodo, porque hace lo que le gusta, tocar la pelota. Eso quedó claro el año pasado en el Racing. Giovani volvió a sentirse futbolista. Desde entonces, ha buscado una salida del Tottenham sin fortuna.