El litigio entre John Clarkson y el Ontinyent debería haberse celebrado hoy. El escocés, de hecho, está en España desde inicios de esta semana. Sin embargo, una reunión a tiempo celebrada el martes, bastó para resolver diferencias que se habían enquistado entre ambas partes desde hace meses. «Lo que parecía un litigio complicado se resolvió en quince minutos, solo hacía falta reunirse», declaraba ayer el presidente de la entidad, Luis Ortiz, en un acto en el que el club y propio escocés sellaron la paz ante los medios de comunicación, sucribiendo un acuerdo amistoso en el cual resuelven retirar las demandas cruzadas interpuestas en el último mes. «Estoy contento de volver, yo no quería ningún lío en juzgados», corroboró Clarkson, que aún mantiene su casa en Ontinyent y dejó la puerta abierta a un posible retorno al club.

El origen del problema entre la entidad y su anterior mánager general data del pasado octubre. Fue entonces cuando la institución recibió un burofax por el que Clarkson reclamaba 180.000 euros al Ontinyent, pertenecientes al desembolso que él había realizado a su llegada al club. Aquello desembocó en una demanda judicial presentada hace escasamente un mes. Entonces la directiva del Ontinyent respondió a Clarkson con la misma fórmula: Una demanda por daños y perjuicios contra la entidad, derivados de la resolución unilateral del contrato por parte del escocés. Clarkson llegó al Ontinyent como máximo inversor en verano de 2012 y se comprometió con la entidad por dos temporadas. Al final se quedó solo un año, ya que en verano de 2013 volvió a casa junto a su hijo, que atravesaba una grave enfermedad.

En el juicio que se hubiera celebrado esta mañana se decidía la toma en consideración de medidas cautelares en contra de alguna de las partes, pero los demandantes se anticiparon al litigio y acercaron posturas el martes. El presidente de la entidad, Luis Ortiz, y John Clarkson llegaron a un entendimiento y convinieron que el proceso no beneficiaba a ninguna de las partes. Desde el club se remarca la predisposición al acuerdo por parte del escocés, quien mostró sensibilidad hacia la situación de la entidad y denotó que en ningún caso quería ir contra los intereses del club. Así pues, los contendientes convinieron desanudar el embrollo.

Actualmente y desde su marcha en mayo de 2013, John Clarkson vive en Inglaterra, donde es dueño de una una cadena de geriátricos y sigue vinculado al fútbol, como mánager de un equipo. Sin embargo, la intención del escocés es volver pronto a Ontinyent.

Un presidente-entrenador

John Clarkson llegó al Ontinyent después de entrenar a clubes como el Catarroja o el Benissa. La situación financiera del club de la Vall d´Albaida era entonces un drama, con deudas a los jugadores y a la Federación. Clarkson se convirtió en 2012 en el principal inversor del club, manteniéndolo en el Segunda División B, y automáticamente se nombró entrenador del equipo de fútbol. Al final de temporada, con el equipo salvado, decidió marcharse a Escocia para estar junto a su hijo.