El gol es hoy en el Levante una utopía, una vaga ensoñación y hasta rutina tormentosa. Es todo lo que puede ser el gol cuando se carece de él. Aquel que marcó Barral ante el Athletic -uno en seis partidos es el bagaje- parece hoy una excentricidad, casi un error de juventud en un equipo que empieza a dar signos de desesperación ante su falta de fortuna en el área rival.

Si a Caparrós le atañe recuperar la confianza de un grupo que ha perdido la brújula, el reto del club es buscar alternativas fuera de las fronteras de Orriols. Una tarea titánica si se tiene en cuenta que en invierno cualquier delantero con el olfato razonablemente afinado tiene un compromiso firme con otro equipo. Es por ello que el Levante, que cuenta con cuatro artilleros en nómina -Babá, Nong, Barral y Ángel- no se centra exclusivamente en una incorporación inmediata, sino que también se plantea que el fichaje, si cumple el perfil, se produzca en verano.

Dados los escasos recursos de la entidad para adquirir un delantero, el mercado es tan amplio como pueda imaginarse. De todos los frentes posibles donde buscar, el Levante se sitúa en todos: mercado nacional, el extranjero y hasta categorías menores. Y ahí, en la Segunda B, han ido a fijarse los técnicos en un delantero que lleva 11 goles en todo el campeonato y que ha catapultado a su equipo, el filial del Las Palmas, a la primera posición del Grupo IV de la categoría de bronce del fútbol nacional.

Ese delantero es Héctor Figueroa, que en la última jornada se destapó con un triplete y que está llamando la atención de técnicos y ojeadores, entre ellos los del Levante tal y como hoy informa el diario ´La Provincia´ de Las Palmas. El jugador tiene 25 años y es hermano de Momo, quien ya estuvo a las órdenes de Caparrós en el Deportivo. Un rastreo que obedece tanto a su rendimiento como a la situación laboral dentro de su club. Acaba contrato en junio y, pese a que cuenta con el aval del club para jugar en la Liga Adelante, un problema con su ficha le impide hacerlo.

Su situación es similar a la que en su día tuvo Cristian Herrera, el delantero del Elche que despuntó en el encuentro contra el Valencia y que también proviene del filial del Las Palmas. De hecho, Figueroa está en la agenda de clubes de superior categoría y todo apunta a que acabará cambiando de aires en verano.

Los informes de Figueroa, de todos modos, no son los únicos que hay encima de la mesa. En este sentido, otro de las revelaciones de Segunda B a las que se han asomado los granotas es Mamadou Koné, el delantero marfileño del Racing de Santander y otro al que se le presupone preparado para dejar atrás la Segunda B. Las cifras de Koné, curiosamente, son calcadas a las de Figueroa, 11 goles en todo el campeonato. Su edad -sólo 22 años- añade argumentos a su favor.

Hay otra alternativa, claro, y es encontrar la solución de puertas para adentro. A día de hoy este se presenta como el mayor reto de todos. Hasta ahora, de los cuatro delanteros que han desfilado por el once inicial, tan solo Babá presenta ciertos indicios que invitan al optimismo. Su inicio fue tan prometedor como frustrante su estancamiento. Después de su última lesión, los cuidados se han extremado al máximo, buscando en su recuperación física algo que también se perdió en las últimas jornadas y que es infinitamente más difícil de recuperar: claridad ante la portería. El senegalés podría estar listo para jugar el viernes ante el Elche, pero en el cuerpo técnico valoran aplazar su regreso y no correr riesgos. Caparrós sigue mimándolo.