El Levante continúa agarrado con fuerza al salvavidas que lanzó Alcaraz a su llegada, cuando los granotas eran colistas y los menos goleadores de la Liga BBVA. Se trata, evidentemente, de las acciones a balón parado: han supuesto ya cinco de los ocho tantos desde el relevo en el banquillo. El último, el penalti con el que Ivanschitz amarró un agónico punto ante la Real y zanjó la sequía anotadora de anteriores duelos. Desde que Rafael marcara de cabeza ante el Getafe, contando la vuelta copera, habían pasado 289 minutos de total travesía ofensiva.

Los azulgranas disfrutaron de su primera pena máxima en la competición de la regularidad. Solo en la ida del torneo del KO, en Albacete, habían dispuesto de otra este curso. La había malogrado Rafael, que ayer estaba sobre el césped cuando Latre señaló los once metros como castigo por unas manos de Carlos Martínez dentro del área. El lateral derecho visitante, que un minuto antes ya había cortado impunemente un centro de Andreas de forma irregular, golpeó el balón con el brazo al saltar con Navarro. Ivanschitz fue esta vez el elegido para transformar la pena máxima, y lo hizo por toda la escuadra.

Solo Barral (ante el Almería), Morales (en el Derbi) y el comentado testarazo de Rafael se han salido del guión ofensivo hasta ahora. Son los tres goles logrados con Alcaraz en acciones en juego; ante la Real volvió a quedar de manifiesto que los granotas sufren mucho para producir en ataque no posicional. Un cabezazo de Barral al larguero y otro tímido del austriaco habían supuesto el único peligro antes de la acción del empate.

Andreas estrenó su cuenta anotadora particular en lo que va de temporada, justo una semana después de haber gozado de dos inmejorables ocasiones de gol. En Córdoba, el interior, consumado especialista en los lanzamientos a balón parado, fue quien más cerca estuvo de dar los tres puntos al Levante con sendos testarazos abortados por el guardameta local. Hasta ayer, Casadesús (por partida triple, ante Almería, Valencia y Sevilla) y Morales (Espanyol) ya habían sacado jugo de la pizarra.