El Ciutat tenía muy claro que este partido era más de media permanencia. Desde el calentamiento ya se escuchaban los aplausos de una afición que nunca falla. Necesarios fueron cuando el Córdoba se sentía con capacidad de rebelarse a la lógica y de salvación, con el sello de Barral, cuando se consumó la segunda victoria consecutiva y la cuenta atrás para que la continuidad en la Liga BBVA sea oficial.

El Levante arrancó con fuerza, con dos saques de esquina seguidos -uno de Juanfran y con mucho peligro-, pero delante se encontró con un oponente obligado a aferrarse a la poca vida que le quedaba. E incluso dio el primer susto con un remate de Bebé que Mariño despejó. El rechace, tras una indecisión del propio Juanfran, pilló a Ghilas fuera de sitio. De nuevo con cinco atrás y volcando el ataque al costado de un Morales incansable como siempre, los granotas se desquitaron del sustito blanquiverde. Lucas no se equivocaba cuando dijo que había que transmitir mucha paciencia, cariño y respaldo a los jugadores. Con esa creeencia en el nuevo modelo y el repliegue de un rival al que le duró poco el descaro, el balón estaba más cerca de Juan Carlos. Tenía que prevalecer el renacer azulgrana en Getafe por encima de la realidad comatosa andaluza. Más fútbol y menos atasco.

Desde muy pronto, el encuentro era para no desesperarse pese a la acumulación de ocasiones marradas: un cabezazo de Víctor Casadesús, una falta directa de Juanfran que rozó la escuadra, un remate de Camarasa, otro más de Morales y un tercero de David Barral. Tenía que llegar y fue en las botas del gaditano para igualar a Riga como máximo goleador del Levante en la máxima categoría, con 17 tantos. Maravillosa asistencia de Víctor, otra vez clave para dar un paso necesario hacia la permanencia. Son la pareja de la segunda vuelta. Una combinación letal que valió para encarrilar tres puntazos. El 1-0 fue el premio al dominio de un Levante con ganas de regalar a su gente un triunfo sin sufrimiento, aunque eso es un imposible en Orriols.

Sorprendió ver a Juanfran ejecutar la pizarra con mucho veneno y el esfuerzo de un Sissoko que no pisaba tanto el área desde la recta final de la temporada pasada cuando superó el corte en un ´trivote´ junto a Pape y Simao. Su presencia desde el costado izquierdo descolocó a una defensa muy insegura. Tanto que al descanso, el técnico califal tuvo que variar su lateral diestro porque Crespo era un agujero. Ni el tremendo encontronazo con Mariño dejó fuera de combate a Momo. De nuevo fue ovacionado cuando le suplió José Mari.

Estaba el envite donde quería el Levante, pero ni mucho menos amarrado. La autonomía de cinco minutillos de la primera parte del Córdoba fue más prolongada en la segunda. Asustó Fede Vico con un trallazo desde la lejanía y sin oposición, y ganó en presencia ofensiva con Fede Cartabia, increpado por el Ciutat. Era el socio que necesitaba Ghilas para no sentirse solo. Con balón, aunque sin intimidar demasiado a Mariño, la historia cambió. Cuando más sufría el equipo, los cánticos y los aplausos aumentaron. En ataque, el más enchufado era Casadesús y eso que en la primera jugada tras el descanso fue amonestado.

Con el paso de los minutos, y viendo que el marcador seguía nía inalterable, las piernas se atenazaron. Mariño puso el miedo en el cuerpo al no blocar en primera instancia una jugada directa y también en una indecisión de Juanfran. Era el momento de echar aún más el cerrojo, tanto que Lucas sacó del baúl a Nikos para cerrar el lateral. El Levante era un flan, pero no se diluyó.

- Ficha Técnica:

1 - Levante: Mariño, Iván, Vyntra, Ramis, Juanfran; Simao, Camarasa, Sissoko (Jose Mari, m.70); Morales (Nikos, m.85), Casadesús (Uche, m.75) y Barral.

0 - Córdoba: Juan Carlos, Crespo (Gunino, m.46), Deivid Heldon, m.68), López, Edimar; Luso, Khrin, Bebe, Vico, Fidel (Cartabia, m.60) y Ghilas.

Gol: 1-0, m.41: Barral.

Árbitro: Gil Manzano. (C. Extremeño). Amonestó por el Levante a Casadesús, Nikos y Jose Mari, y por el Córdoba a Deivid, Gunino e Iñigo López.

Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 34 de la Liga BBVA celebrado en el estadio Ciutat de Valencia ante 14.098 espectadores. Este encuentro supuso el número mil oficial en el actual estadio. Se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas del terremoto de Nepal.