Entrevista | Andrés García Futbolista del Levante UD

"Cuando firmé por el Juvenil, senté a mis padres y les dije: ‘Ahora voy a apretar’"

El ‘30’ se adapta a su nueva posición viendo vídeos de Carvajal y Koundé, mientras exprime cada minuto sobre el césped después de dejar atrás un edema óseo en el tarso que llegó a ser un calvario, pero que también le fortaleció: «Lo peor fue no saber cuándo iba a volver a jugar» 

El canterano posa ante las cámaras de Superdeporte desde la Ciudad Deportiva de Buñol.

El canterano posa ante las cámaras de Superdeporte desde la Ciudad Deportiva de Buñol. / JM López

Rafa Esteve

Rafa Esteve

Andrés García es de los pocos que tienen el privilegio de jugar en el fútbol profesional a sus 21 años de edad. Además, mediante aportaciones tan competitivas como polivalentes. Poco le importó desarrollar toda su etapa formativa de extremo, tanto por la derecha como por la izquierda, desde que Felipe Miñambres le reclutó para defender el carril diestro del Ciutat de València. «Un día estás en un sitio y, de repente, cambias a otro. Pero, al final, es lo que me demandan», dijo el canterano, que no pierde la esperanza de entrar el playoff y, por consiguiente, subir a Primera.  

Impaciente de serie, pero capaz de canalizar sus impulsos, el ‘30’ quiere aprovechar cada segundo que le brinde el mundo del fútbol después de superar una lesión compleja y exigente a nivel mental. En plena explosión deportiva, un edema óseo en el tarso de su pie izquierdo le apartó de golpe y porrazo de los terrenos de juego el pasado mes de septiembre, y se convirtió en un martirio que, gracias a su implicación y al apoyo de su gente, terminó cuatro meses después. 

Andrés no lleva tatuajes, no viste marcas caras ni tiene un estilo de vida diferente al que ha llevado desde que tiene uso de razón. De hecho, aún vive con sus padres. Sin embargo, poco le importa a un jugador que considera a sus progenitores como modelos a seguir. Como sus referentes. No solo por lo que sacrificaron para que cumpliera su sueño de vivir del fútbol, sino por mantenerle los pies en el suelo. «Son los que me han transmitido los valores y la humildad que tengo ahora. No voy a cambiar». Así, logrará todo lo que se proponga, empezando por un ascenso.

¿Cómo está?

Estoy entrando en mi mejor época de toda la temporada a nivel de sensaciones, dentro del aspecto físico y aportando en el equipo. Estás concentrado en lo que te toca, en hacerlo lo mejor posible. Sabemos que es el tramo más importante, donde se decide todo y más centrados tenemos que estar. Entrenas cada día a tope, atento a cualquier cosa.

¿Es de los que cree que entrar en promoción es posible?

En el fútbol no se puede ser pesimista. Siempre hay que pensar en positivo y aspirar a lo más alto. Y si no llega, tener la sensación de que lo has intentado y has trabajado para ello. Pero, siendo sincero, tengo la sensación de que lo vamos a conseguir. Al fin y al cabo, estamos a tres puntos. Se decide en cualquier partido. La Segunda División es muy competitiva y cualquier rival puede pinchar.

¿En qué estado se encuentra el equipo?

Al equipo lo veo sólido. Después del partido contra el Racing de Santander, en un campo complicado y ante un rival exigente, hicimos buena actuación. El grupo está más unido que nunca. Hay un ambiente espectacular y eso siempre ayuda. Veo que vamos hacia arriba.

¿Se imaginó afrontar el tramo final de curso desde la posición de lateral derecho?

Estoy acostumbrándome. Creo que es una posición que me viene bien porque soy un jugador de recorrido, de hacer muchos kilómetros. Eso es lo que se busca: perfiles de extremos que se metan hacia adentro, que pueda doblarles y me dejen libre la banda. Ahora estoy adaptándome atrás, donde, de momento, me veo cómodo. También, estoy aprendiendo mucho de gente como Pedro López, quien me está aconsejando mucho, y preguntando a gente de la defensa, que siempre están dispuestos a ayudarme.

¿Cómo está llevando la adaptación?

Me estoy adaptando muy bien. De hecho, me estoy apoyando en vídeos de gente profesional como Koundé o Carvajal. Le pido a Pedro López mucho material. Creo que ahí está la mejora: viendo fútbol profesional, de élite y, sobre todo, analizando a los extremos a los que me voy a enfrentar, para detectar las cualidades de cada uno y ver cómo las puedo afrontar.

¿Se ve haciendo carrera como lateral? ¿O quiere volver a ser extremo?

Mucha gente de mi alrededor me lo decía, al igual que muchos compañeros a principio de temporada. Veían mis cualidades acordes a un futbolista con mucho recorrido, de poner centros y llegar a línea de fondo. Habían muchas personas que me decían que era una posición interesante para mí de cara al profesionalismo. Y, mira, al final, se está dando. El fútbol da muchas vueltas. Es un mundo que no deja de girar. Un día estás en un sitio y, de repente, cambias a otro. Pero, al final, es lo que me demandan. Y me tengo que adaptar lo mejor posible. Mi futuro es donde me pongan. Es lo que tiene que hacer un futbolista: adaptarse a lo que te pide el entrenador y estar dispuesto a todo. Te pongan donde te pongan, intentar hacerlo lo mejor posible. A nivel de futuro, me siento cómodo en toda la banda. Extremo, carrilero, lateral… donde me digan.

Ahora vuelve a ser importante, pero viene de una lesión tan dura como peliaguda. ¿Cómo la pasó?

Fue bastante complicada. Es una lesión que es muy dura y muy larga. Pero, sobre todo, lo peor es la incertidumbre. Te mata. No sabía cuándo iba a volver exactamente, dependía de mis sensaciones y de ver si podía avanzar o no. Vas muy día a día. Me apoyé mucho en gente de mi alrededor. En mi madre y en mi padre, que son las personas que más quiero, en mis amigos, quienes hicieron siempre todo lo posible para evadirme cuando me veían perjudicado anímicamente… Pero, sobre todo, aprendí. Ha sido el proceso en el que más he aprendido a nivel interno, donde vi lo que me falta, lo que puedo mejorar y mis puntos fuertes.

El dolor llegó de repente y entrenando. ¿Cierto?

Así es. Entrenando, noté que en el pie tenía algo muy gordo. Cuando hacía un cambio de dirección con el pie sentía como si me clavaran un cuchillo. Era algo muy desagradable. A lo largo de ese entrenamiento el dolor empezó a crecer y llegó un momento en el que no pude apoyar. Ahí me di cuenta de que era grave.

¿Cómo gestionó la incertidumbre de no saber cuándo iba a volver?

Tuve que ser muy fuerte a nivel mental. Por eso fue un momento de aprendizaje enorme. Siempre he sido un chico muy impaciente y ahí me tocó ser todo lo contrario. Me considero una persona de mentalidad fuerte, pero fue inevitable tener momentos de derrumbamiento, en los que me tuve que apoyar en mi gente. Además, se fueron aplazando los tiempos, hasta que finalmente vi la luz cuando acudí a un especialista en Madrid y me dijo que podía hacer ejercicios con mis readaptadores. Unos profesionales, por cierto, de calidad top. Se dio un proceso de readaptación más temprano de lo que pensaban porque mis sensaciones empezaron a ser buenas. A partir de ahí fui apretando. Como he dicho antes, soy un poco impaciente. Es más, a veces corría más de lo que tocaba (ríe).

¿Buscó explicaciones a cómo y por qué se lesionó?

Es una lesión que es traumática. No se sabe exactamente cuándo me la hice. Me dijeron bien claro que no me tenía que martirizar porque no era mi culpa. Es una lesión que puede ocurrir porque el fútbol es un deporte de mucha exigencia, donde hay muchos impactos con el suelo. Más que buscar cuándo me hice la lesión, le di muchas vueltas al por qué. ¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Por qué en este momento? ¿Por qué ahora que estoy jugando? Me tocó aprender, saber que tenía esa lesión en mi camino y que lo tenía que superar. Aproveché para ver muchísimo más fútbol y, también, atender a mi equipo desde fuera para intentar averiguar qué podía aportar una vez volviera. He de decir que le pregunté mucho a Pablo Martínez. Se rompió el ligamento cruzado de la rodilla la temporada pasada en su mejor momento. El fútbol sin lesiones no existe.

Antes ha dicho que sus padres son las personas a las que más quiere. ¿Cómo de importantes han sido en todo este proceso?

Yo soy una persona que habla consigo mismo muchísimo. Antes me castigaba. Incluso siempre que fallaba un pase me machacaba. Pero ahora, en el fútbol profesional, ves que se falla mucho. Se cometen muchos errores y lo tienes que interiorizar. Muchos psicólogos me han dicho que el error es común en el fútbol. Tienes que saber gestionarlo. Después, mi padre no le da mucha importancia a la mente, pero mi madre sí. Le gusta muchísimo la psicología. Es abogada, pero le encanta la psicología. Le apasiona y lee muchos libros de autoayuda. Siempre que se levanta, me manda frases filosóficas que ve, por ejemplo, en Twitter. Cuando estaba mal, venía a mi habitación y me preguntaba cómo me encontraba. Mi padre, por otro lado, me ayudaba en el juego. Entiende mucho de fútbol. Gracias a él he aprendido muchas cosas. Una de ellas ha sido a tener zurda. Fue el primero que me hizo pegarle a una pared con las dos piernas. Cada uno me ha aportado algo diferente. Son importantísimos para mí. Son los que han estado en el camino conmigo, los que han sufrido mucho, los que han tenido que cambiar muchas cosas de su vida para poder apoyarme… Lo voy a valorar siempre.

¿Le ayudan a tener los pies en el suelo?

Mis amigos siempre me han tratado, me tratan y me tratarán por lo que he sido en el pasado. Pero se nota, cuando eres futbolista profesional, que les ilusiona. Es totalmente normal. En mi pueblo, Villar del Arzobispo, también lo siento. A veces me piden fotos y camisetas. Pero mis padres, cuando estaba entrando después de la lesión, me insistieron en que recordase de dónde venía. En que somos gente humilde. Mi familia es trabajadora, de clase normal. Son los que me han transmitido los valores y la humildad que tengo ahora. No la voy a cambiar. Si sabes de dónde vienes, y cambias, pierdes. No te corresponde.

¿Cuándo se emocionó más? ¿Cuando reapareció tras su última lesión o cuando debutó con el primer equipo?

Sin duda, cuando debuté. Fue como introducirme en la rueda en la que siempre había soñado estar. No es entrar en el mundo porque no te quedas, pero ya metes cabeza. Es algo por lo que trabajas tanto, y que anhelaste tanto… Es un momento en el que recuerdas todo lo que le he dedicado a este deporte y lo que he dejado de hacer.

¿Siempre quiso ser futbolista?

Actualmente estoy estudiando en la universidad, pero mi sueño fue siempre ser jugador de fútbol. El momento clave fue cuando me fichó el Levante en 2021. Entras en una academia importante y en un club que es de élite. Hablé con mis padres, les sentéy les dije: voy a apretar. Es una de las mejores escuelas que hay a nivel nacional y me introducía en un mundo más profesional. Ya era División de Honor, después un filial, y cada vez veía más cerca el primer equipo. Obviamente seguí estudiando, pero me cuidé más la alimentación y di un plus en mis entrenamientos.

No obstante, su padre, cuando paseaba con usted de pequeño por el barrio de Orriols, le decía que algún día jugaría en el Ciutat de València.

Sí, cierto. No me lo decía de broma. Sabía las condiciones que tenía. He jugado en el parque con gente que tenía diez años más que yo. Me lo decía como si fuera un suspiro. Era el sueño de los dos. Cuando ves a tu padre y a tu madre llorar después de debutar contra el Getafe te das cuenta de que puedes hacer cosas emocionantes en tu vida.

Después de volver tras la lesión, y en el día de su cumpleaños, el club le amplió el contrato hasta 2027. Emocionante, ¿no?

Fue súper inesperado. Todos me felicitaron y estuvieron de bromas conmigo, pero, de repente, llegó Felipe y me dijo: vamos a ejecutar la renovación. No pude pedir más. Siempre voy a estar muy agradecido al club. Me ha dado unas oportunidades que voy a tener en cuenta toda mi vida. Llevo solo tres años, pero es el sitio en el que más cómodo he estado, con vestuarios maravillosos. En el club hay gente increíble que siempre está dispuesta en ayudarme.

Sin embargo, de la misma manera que el club ha apostado constantemente por usted, mismamente se decantó por el Levante por encima de otros grandes equipos en Juveniles.

Ahí puede estar en acierto. Son decisiones que pueden varias tu futuro y que pueden condicionar tu carrera. Lo hablé con mis agentes. Me dijeron que estaba al lado de casa, que es un club que confía en la cantera y… ¿por qué no? Tenía dos años para demostrar quién soy. Fue la mejor decisión.