­Aunque él no lo crea o no quiera hacerlo, Lucas ha llegado a tener pie y medio fuera con independencia de si conseguía o no el objetivo. Los resultados y su trabajo, sin embargo, han acabado decantando la balanza para que el director deportivo haya roto una lanza por su continuidad. El líder del sexto proyecto en Primera División habla de pasado, presente y futuro.

¿Para qué dieron las seis horas de reunión con Quico y Manolo?

Para analizar, pero de forma distendida. Fue una conversación de evaluación, de compartir sensaciones y de relajarte un poco después de muchos meses de tensión. Los buenos guisos se hacen a fuego lento. Hay que hacer una reflexión, estar tranquilos y acertar. El hecho de mejorar es la intención de todos los equipos a final de temporada. Que la plantilla no sea tan extensa es una idea compartida por todos: es más positivo y de sentido común. Y que vaya a haber más o menos cambios... en ese proceso estamos. Son muchas circunstancias las que confluyen y no hay una receta exacta.

­Tras llegar con la temporada iniciada, ¿se va a notar ahora su presencia en el proyecto desde el minuto cero?

Son situaciones distintas, pero ojalá que el resultado sea el mismo y el equipo se salve. En el camino intentaremos mejorar muchas cosas. Ahora tenemos esa posibilidad de que mi opinión sea tenida en cuenta a la hora de firmar jugadores. La experiencia de Manolo es muy importante por su bagaje en el club y las necesidades y circunstancias del mercado.

­¿Qué perfil de jugador necesita el nuevo Levante?

Hay que tener de todo dentro de una idea más o menos general y dentro fundamentalmente de los jugadores que pensemos que tienen no sólo fundamentos futbolísticos, sino también capacidad humana y hambre.

­El ciclo parece agotarse, ¿es necesario rejuvenecer la plantilla?

No divido a los jugadores en expertos o inexpertos, sino en necesarios o innecesarios. Este año hemos jugado con mucha gente joven partidos importantes. En mi carrera deportiva, si algo he tenido como elemento diferenciador es jugar con gente joven. Cuando la gente es válida da igual que tenga 20 o 40.

­Con tantos picos de sierra es difícil sacar una nota media. ¿Cuál le pone usted?

Veo una cosa muy clara: aquí el equipo no había jugado nunca con la ansiedad del descenso. Partimos de la base de que en la jornada 9 estábamos descolgados, con los mismos puntos que el colista. Cuando partes de un escenario que no te esperas se genera mucha más controversia. La preocupación era llegar al mercado de enero en disposición de seguir peleando, porque entre comillas no estábamos ni peleando. Luego esa transición fue un mes que nos costó rearmarnos porque hubo lesiones y sanciones y la gente de enero llega al final del mercado. Volvimos al punto de partida no en sensaciones sino en puntuación. Sin embargo, después ya, del Málaga hasta aquí la trayectoria ha sido muy importante. Antes hay dos semi-mesetas que son las que nos han obligado a ser más brillantes para salir de ahí abajo.

­¿El punto de inflexión fue volver a verse colista?

Cuando un equipo en la novena jornada tiene tan pocos puntos, salvo uno que juegue en Europa que puntualmente se mete abajo y luego cuando se queda con una competición solo pega el estirón y se va, normalmente está ahí abajo todo el año. Sí es verdad que nuestra peor racha fue en enero, pero bienvenido que haya sido lo más alejada del final de la competición para que no te pase por ejemplo lo que al Eibar. Había que tener la tranquilidad de convivir todo el año en una zona que te genera ansiedad o frustración más que otra cosa.

­¿Vio al equipo descendido o que se le iba de las manos como el día del Athletic?

Contra el Athletic juegas por la mañana y te da todo el día para digerirlo. La conversación con Quico ya me dice que en la entidad hay capacidad para generar tranquilidad. Al día siguiente nos reunimos con los jugadores para trasladarles nuestra solicitud de que nos hacía falta el mayor número de ellos y con la mejor implicación, actitud y sobre todo ilusión por mantenernos. Cuando entrenamos ya me quedé muy tranquilo. Había partidos que se nos iban por detalles. Alguno por las circunstancias no se ha llegado a pelear, pero la mayoría se han peleado y se han podido hasta ganar. Incluso en la mala racha, en muchos se pudo puntuar: Elche, Villarreal, Athletic… Te generan frustración de no poder ganar pero también ilusión de que los partidos se escapaban por detalles. Yo creo que la primera parte aquí ante el Athletic es la mejor que ha hecho el equipo; pero no marcas, te marcan y en la segunda parte cambia todo.

¿Se ha sentido en cierto modo el padre del grupo? Ha habido veces, como dice, que ha tenido que apelar a la ilusión colectiva para que no bajaran los brazos y otras que zarandearlos para que no se relajasen.

Sí (piensa). A nivel de trabajo, en la semana hay tres cosas importantes para nosotros. Una, el desarrollo de los entrenamientos; dos, vital, la preparación del partido; y tres, el mensaje de principio de semana respecto al partido anterior y el de finales respecto al que hay que jugar. Y es cierto que hemos intentado, colectiva e individualmente, estar muy cerca de la gente; no muy encima.

­Ha avalado al grupo. ¿Considera que ese cariño y elogio es recíproco?

Totalmente. Con ellos hemos trabajado muy profesionalmente y con mucha cercanía. La prueba es que no creo que haya un equipo que haya utilizado más jugadores, y no en sustituciones sino en alineaciones. No ha sido quedar en palabras delante del grupo sino que han participado muchos jugadores.

Defendió usted en enero que solo se mojaba por jugadores que hubiera tenido. ¿Es ese el caso de Verza?

(Sonríe) Ahora mismo, no sé cómo está esa situación, así que no puedo hablar. Ahora hay que ser muy cauto.

¿Qué posición considera perentoria reforzar?

La propuesta dependerá de la plantilla que podamos configurar finalmente. Se puede matizar en todos los huecos que se vayan quedando, no en una posición en concreto; hay que intentar tener buenos jugadores en todas las posiciones, que entre lo que tenemos y lo que se fiche, mejorar en todo.

Otro de los puntos de inflexión de la temporada fue el cambio a la defensa de cinco. ¿A qué se debió?

Hay un partido que todo el mundo asocia al cambio, que es el de Almería, y allí jugamos con cuatro. Hay dos claves fundamentales. Por una parte, que en esa parte de la temporada, por físico, nuestros laterales estaban más cómodos atacando que defendiendo. Por otra, que había que mejorar la defensa del área. Así que nos venía bien tanto ofensiva como defensivamente. Lo metimos en Getafe, con un rival que juega más a ida y vuelta, con varios futbolistas que se descuelgan, para priorizar más llegadas por fuera… En fin, que la defensa con tres centrales es algo muy habitual en el fútbol, aunque no tanto ahora en España. En el Mundial pasado había tantos equipos con esa defensa como con cuatro.

Los dos delanteros sí que han sido para usted prácticamente innegociables. Incluso ha juntado a tres en momentos puntuales.

Yo no creo por eso en los clichés: el Levante va a encajar pocos goles pero tiene poco gol, se decía. Y ha sido todo lo contrario, porque ha marcado más goles de los que debería y ha hecho también más de los previstos, por jugadores a los que no se les suponía tanto acierto en ese sentido. En sus trayectorias, Víctor y Barral no habían hecho cifras mayores a las de este año.

El año que viene, de salida. ¿cuatro defensas, cinco...?

Hay que preparar a la plantilla para varios escenarios y sistemas. Lo importante son los conceptos, no los sistemas; por ejemplo, el Rayo Vallecano utiliza un montón de dibujos pero solo una idea. Sin ser extremadamente voluble, hay que manejar dos sistemas, tres sistemas; la primera vez que jugamos con defensa de tres, aunque haya quedado en el olvido, fue en Albacete en Copa.

Después de su debut en Vigo advirtió de que al equipo le había faltado creación de juego. ¿Se ha subsanado ese problema con el tiempo?

Todo lo que ponga yo parece que sea para contener, pero hemos jugado con Morales, con José Mari, con Camarasa; gente que se suelta hacia adelante. El único que se ha quedado siempre ahí ha sido Simao. Ha habido veces que hemos priorizado fortalecernos por dentro y soltarnos por fuera, eso es cierto… Lo que dije entonces es que había que soltarse algo más y lo hicimos poco después en Sevilla. También es cierto que hemos tenido que manejar muchas cosas: cuando Diop era el jugador más importante, se va a la Copa de África y luego se lesiona, en el mejor momento de Camarasa también se lesiona, viene José Mari… Ha sido difícil decir ‘el centro del campo de este equipo es este’ y eso es complicado.

¿La lesión de Diop y todo lo que se ha generado en torno a la misma ha supuesto alguna molestia para usted?

Para mí no, porque no me sentía parte del proceso. Cuando Pape vino de la Copa de África, supe que lo haría mal, no porque yo sea el más listo, sino porque tuve a Nafti en el Racing y se fue muy bien y vino con problemas. Si tú, dentro de una competición te hacen otra pretemporada, sin mucho criterio, te dejan mal. Y si a eso se suma que nosotros intentamos paliar eso con una preparación específica a su vuelta, una especie de ‘reseteamiento’, y cuando estaba acabándolo se lesiona, pues… A partir de ahí, por plazos, tenía difícil volver a jugar este año. Pero bueno, que la lesión se comunica mal, y no lo digo yo; si él no lo hubiera dicho, yo no lo hubiera hecho independientemente de lo que a mí me suponga porque respeto al máximo las decisiones de todo el mundo. Le ha faltado naturalidad, decir que iba a estar parado un mes y medio o dos meses; nadie está libre de lesionarse. Son cosas que pasan.

En Almería rompió con un once casi inamovible, dio entrada a caras poco habituales y a partir de ahí ha hecho cambios constantes en las alineaciones…

Considero que hay muy pocos jugadores que pueden jugar muchos partidos seguidos en Primera División, por el desgaste y por muchas cosas. Ha habido otros momentos de impulso, aunque quizá ese fuera el más significativo, a parte por el resultado que se consigue. Y a ese impulso, por la entrada de jugadores que no estaban jugando y lógicamente estaban más frescos, como José Mari, Juanfran, aparte vinieron dos semanas de tres partidos y no se podía mantener un once. Nos faltaban piernas, y más porque los partidos no nos los han puesto con capacidad para recuperar… Sabíamos que de eso había que salir con muchos jugadores.

Vinculado al tema Diop está seguramente el rol que ha acabado teniendo José Mari. ¿Es una de sus mayores satisfacciones del curso?

(piensa) No me gustan las satisfacciones personales, pero cuando llega un jugador hay que esperar a verlo, independientemente de la trayectoria y otras historias. Él nos ha ayudado. Creo que se ha integrado al grupo desde el primer momento y ha sido válido, como han sido muchos, pero es complicado venir en enero. Aparte, nos ha dado algo que nos hacía falta, que nos complementaba.

¿Cuál es ese plus que menciona?

Es un jugador dinámico, que ve el fútbol más adelante.

¿Lo considera el mejor pasador de la plantilla?

No soy de establecer clasificaciones de ese tipo, pero a lo mejor sí que es el perfil más fuerte de él respecto a los demás. Cuando se firma en enero, normalmente hay que buscar algo diferente, que haga mejores a los demás y los demás le hagan mejor a él, porque es muy diferente fichar algo mucho mejor. Puede pasar, sí; pero es muy complicado.

Hemos hecho una encuesta en el periódico. Había una mayoría, casi un 60 por cien, que le respaldaba, aunque también es verdad…

Lástima que no haya votado (risas). ¿Tú también me hubieras votado? (Pregunta a su hijo pequeño, presente en la entrevista, que después de un segundo de deliberación responde que ‘sí’).

En la citada encuesta había un porcentaje representativo de gente que se mostraba ‘Muy en desacuerdo’. Vamos, que usted parece que no deja indiferente a nadie.

Es algo habitual en mi trayectoria. Soy natural y a lo mejor debería ser más populista. Pero vamos, que yo intentaré trabajar tanto por unos como por otros. Son todos mi afición.

Los resultados le respaldan. Sin embargo, con la grada no ha conectado en exceso.

Eso es una opinión personal suya…

La realidad es que se le ha pitado varias veces en el Ciutat, que no ha contado con un apoyo unánime como otros entrenadores anteriores. ¿Hasta que punto ha podido ser eso una rémora para usted?

Ha sido un año difícil para todos, yo creo que muchas veces y lo digo de corazón, en aplauso y pitos tengo un máster. La afición el día del Espanyol pita porque la gente está nerviosa, el balón se nos va para atrás y la convivencia abajo es complicada. Un día me pitan por sacar a Nabil y fue clave en el desarrollo del partido. La afición del Levante es muy del Levante, está muy implicada con el club. Son nervios. pero estoy muy contento con la gente. El partido del Atlético es de los que más he disfrutado con respecto a todos los aspectos.

­Porque no fueron igual de transparentes antes que ahora con su famosa cláusula de rescisión.

Esa cláusula está puesta por lo que está puesta, la reelección del presidente. Yo en el desarrollo de la temporada nuca hablo de mi contrato. Pero por lo que sea, o interesaba mantener la duda periodísticamente o es que nosotros no nos hemos explicado bien.

­Lo de la reelección de Quico, sinceramente, suena a milonga.

Es un acto de responsabilidad, y la verdad es que yo una vez salvado no me veo con otro presidente o director deportivo. Si ahora mismo supiera que Quico o Manolo piensan que Lucas Alcaraz no es el mejor entrenador para el Levante, me voy a mi casa.

­¿Nunca ha percibido dudas sobre su continuidad?

Si las hubiese percibido, me voy y agradecido al máximo. Y me quedo ilusionado al máximo porque sé que ellos piensan que soy el mejor entrenador para el equipo.

­¿Siente con usted al equipo?

El equipo está enchufado, se ha demostrado que no se ha dejado llevar nunca más allá del descontento lógico de los que no juegan. Las demostraciones son en el verde y en el verde el equipo siempre ha dado la cara.

­¿El objetivo ahora es subir el listón?.

Ahora mismo en Primera División cualquier equipo debe aspirar a no caer a Segunda, donde si se tiras dos o tres años eres un club inviable. Ése es el primer objetivo. A partir de ahí, competir.

­¿Le ha trasladado el club su intención de dar un salto de calidad?

Es intención de todos los clubes por la situación coyuntural económica de este año.Hay que hacer la plantilla más competitiva posible.

­Analizando la temporada, pensando a nivel individual, ¿cree que ha cometido alguna injusticia?, ¿hay algún jugador que se le haya quedado en el ‘debe’?

Es normal que cuando unos rinden otros lo hagan menos, aunque el entrenador debe trabajar para que lo hagan todos. Debemos hacer un ejercicio de autocrítica y a partir de ahí dar el cien por cien.

­¿Y de quién hablamos?

El entrenador debe respetar la intimidad de esos jugadores. Nos debemos a una afición y a un club y a partir de ahí hay veces que no explicamos cosas a sabiendas de que nos perjudican.

­Por cierto, ¿esa variación tan comentada de Víctor titular a domicilio y Uche en casa a qué se debía?

De los tres puntas el más fuerte físicamente es Barral. Víctor y Uche han marcado y han ido al banquillo, pero para jugar cada tres días el que más fuerte está es Barral. Luego depende ya de los momentos de cada uno y de que Uche frecuenta más el área. Del defecto nace la virtud: a lo mejor Rafael no, pero los tres han marcado goles. El rendimiento de los puntas ha sido muy alto este año.