Los movimientos del mercado de fichajes y el arranque de la pretemporada han bajado el volumen del debate, pero el proceso de venta sigue adelante en un segundo plano. Y en contra de lo que haya podido especularse, la negociación no está repercutiendo en decisiones ordinarias ni el diseño de la plantilla.

Pese al apagón informativo, las conversaciones avanzan con reuniones y la presencia diaria en las oficinas del estadio de representantes de las dos consultoras enviadas por Robert Sarver. Entre sus principales cometidos está la realización de una escrupulosa auditoría interna, una de las exigencias del magnate americano para continuar adelante con la oferta y sus planes de volver a Orriols, en el más rápido de los supuestos, a final de mes.

Aunque después del concurso de acreedores los números económicos del Levante son bastante transparentes, Sarver quiere conocer en detalle cuál es el estado real de la empresa en la que está dispuesto a inyectar a plazo corto 56 millones de euros para hacer su desembarco. Por ese motivo, además de conocer con detalles los ingresos, los gastos y las deudas pendientes, dentro de la ´due diligence´ encargada se está haciendo un hincapie especial en la valoración de los activos.

A la hora de tasar el club, cuenta el valor de las propiedades, pese a que según se ha trasladado el americano no tiene interés ni en el estadio y ni en la Ciudad Deportiva que, si se encuentran los mecanismos legales para ello, podría ceder a la Fundación una vez controlase la mayoría accionarial. Además, en el informe también quiere conocer cuál es el valor aproximadamente real de la plantilla deportiva, es decir, el precio que tendrían los jugadores en el mercado más allá del que marque sus respectivas cláusulas de rescisión de los contratos, los cuales también se encuentran a su disposición en la actual fase de estudio.

Según se afirma oficialmente, el Levante no tiene información directa sobre el resultado de esta auditoría interna, pese a que en las últimas semanas se han ido produciendi diversas reuniones y conversaciones para obtener información tanto con el presidente como con diversos empleados, entre ellos tanto el director financiero como el deportivo. Y es que se quiera o no la posibilidad de un cambio de dueño está muy presente en el día a día.

Es conocido que la deuda actual y refinanciada del Levante está en torno a los 30 millones de euros y que en las últimas memorias el Consejo ha mantenido la tasación del Ciutat en los 42 millones. Ése es, al menos, el valor de mercado previo al inicio de una recalificación de la que no está previsto hacer uso pese a haber continuado con los trámites y que en condiciones económicas favorables podría superar los 70. Mientras tanto, el proceso continúa en la fase denominada de estudio por parte de la comisión delegada que forman José Manuel Fuertes, Quico Catalán, Javier Marínez, Luis Calero y Enrique Grima y cuya principal función es concretar el plan de negocios que se pondría en marcha las próximas temporadas. En este sentido, es fundamental el desglose de la inversión.

La carta de presentación

En caso de aceptar la oferta, algo para lo que será necesario la celebración de una nueva votación en el Patronato y una posible Junta Extraordinaria en la que la postura de los minoritarios no sería vinculante, Sarver inyectaría entre 34 y 36 millones de euros en efectivo de los entre 56 y 58 del montante total de su propuesta. El resto lo avalaría personalmente a través del Western Alliance Corporation, el banco del que es propietario. Con el objetivo de llegar a tiempo al mercado de fichajes, estaba por la labor de meter los fondos nada más tuviese el visto bueno, sin esperar a la luz verde del Consejo Superior de Deportes y el Protectorado de Fundaciones.

La carta de presentación de Sarver pasa por aumentar el gasto en la plantilla, tunear el Ciutat y amortizar la deuda, incluida la del préstamo de poco más de 4 kilos avalado por las acciones que está avalado por la Generalitat Valenciana.