«Esto es lo mío», defendía Mauricio Cuero ya desde que era bien pequeño. Se refería al fútbol, en cuya elite se ha hecho con un hueco definitivamente en los últimos meses después de haber anunciado previamente su potencial por diferentes medios. Después de su explosión con Banfield durante 2015, Orriols se encomienda ya a su velocidad, potencia y pegada para reflotar al equipo y evitar la tragedia, en forma de descenso. El sábado será su debut como granota contra el Rayo, presumiblemente de inicio; esa «oportunidad única», en una de las grandes ligas, que toda su vida lleva persiguiendo.

«Pienso en hacer cosas grandes. Poco a poco voy a llegar a donde quiero», advertía a principios de 2011, a unos días de alcanzar la mayoría de edad (su cumpleaños, en este caso el vigésimo tercero, es el 28 de enero) y a punto de viajar a Londres.

Allí se presentó después de haber sido elegido en Colombia, entre un millar de candidatos, para la última de las pruebas de jóvenes talentos de ´The Chance´ de Nike; 100 finalistas se jugaban juego ocho becas y entrenamientos del máximo nivel en Inglaterra, entre los 47.000 aspirantes que se habían presentado a nivel mundial.

Mauricio no fue finalmente uno de los elegidos. Sin embargo, aquella experiencia le sirvió para exponer su fútbol frente a un jurado del que formaba parte el técnico del Arsenal, Arsene Wenger, y sobre todo reforzar sus convicciones. A los 12 años había dejado el hogar familiar en Tumaco, a orillas del Pacífico, para hacer carrera en el fútbol. Así acabaría en La Equidad, donde después de dos años en la cantera terminaría debutando en el primer equipo también en 2011.

En el club de Bogotá, propietario de sus derechos hasta el pasado 9 de diciembre -cuando se concretó su traspaso al Levante, con pago incluido también a Banfield-, había aterrizado procedente de otras canteras más modestos de su país. Ya en 2013 estuvo a prueba en el Mallorca y el Bastia francés, aunque no fue tampoco su momento entre los grandes de Europa. El Vaslui rumano, unos meses más tarde, apenas le permitiría conocer la realidad del fútbol del Viejo Continente cuando «todavía estaba crudo», como él mismo ha reconocido más tarde.

El hijo de Francisco (electricista) y Daysi (profesora de primaria), es ahora la gran esperanza granota, en virtud de su condición de fichaje más caro en la historia del club, y a la espera de que puedan llegar más caras nuevas a lo largo del mercado invernal. De sus cualidades hablaban bien sus nuevos compañeros ya en su primera toma de contacto, a mediados de diciembre, antes de tomarse un respiro en su país. La Liga BBVA dirá dentro de unos meses si ha aprovechado la ´chance´, pero por sus palabras el día en que fue presentado en el Ciutat, el reto no le atemoriza. «Espero hablar con goles para sacar al Levante de abajo», dijo.