El Levante se conjuró de cara al Derbi del próximo domingo con una comida de grupo en la que participaron jugadores, técnicos y parte de la directiva con Quico Catalán al frente. Tal y como estaba previsto desde principios de semana, fue la clásica jornada de convivencia y terapia de grupo, aunque con el importante matiz esta vez del complicado momento deportivo del equipo, a escasos días de un partido clave para sus opciones de permanencia. Más motivo, sin duda, para cerrar filas con un cónclave de esta clase. Y sobre todo para enviar un mensaje de unión en lo que respecta a los jugadores y en especial al entrenador, un Rubi que pese a los malos resultados cosechados en su primera vuelta de Liga continúa recibiendo un apoyo incondicional, a prueba de posibles dudas internas.

A dos partidos de la zona de permanencia y con 30 puntos en juego, la idea se mantiene intacta respecto a que Rubi sea el entrenador que como mínimo acabe esta temporada, con lo que se desecha la hipótesis de un tercer inquilino. Sin embargo, tras la derrota en Vila-real y las preguntas sobre su futuro, el protagonista dijo que «cuando te lo preguntan mucho es que algo hay, pero me da absolutamente igual, voy a trabajar con total confianza».

Quico, por su parte, además de aventurar que renovaría en junio incluso en caso de descenso, reiteró hace unos días que «el equipo no pierde por culpa del entrenador», que tiene por delante 10 jornadas para enderezar el rumbo y abandonar el farolillo rojo. Respaldado con ese mensaje público, y pese a que la propuesta no ha cuajado, Rubi tiene vía libre para mantener el mismo estilo pese a las voces que a nivel interno reclamaban virar hacia un modelo más directo y cerrado en defensa. Aunque los resultados no lo respalden y tengan al equipo al borde del precipicio, para el técnico es una idea innegociable, algo que también es cierto que ya se sabía de antemano cuando se le fichó y que no en vano fue una de las causas del cambio en el banquillo.

Cuestión de compromiso

Con la idea de encontrar un bloque más fijo para el último tramo de la competición, algo que entre lesiones y decisiones técnicas todavía no se ha podido conseguir, uno de los requisitos que con más insistencia se está reclamando es el «compromiso» de los futbolistas, una virtud de la que Rubi también piensa tirar después de un tramo de curso en el que todos los miembros de la plantilla han tenido oportunidades. En este sentido, las últimas convocatorias oficiales, desde el caso Trujillo, han ido teniendo entradas y salidas.