Nadie mejor que Ribelles conoce lo complicado que es resistir en un grupo tan exigente. El curso pasado, el Atlético Levante sufrió lo indecible para amarrar la permanencia porque le costó dar con la tecla hasta que apareció Toni Aparicio para imprimir esa pizca de veteranía que escasea en un filial. Llegó con un objetivo claro y se marchó tras conseguirlo. La nueva dirección deportiva liderada por Herni entendió que ese era el camino a seguir y decidió apostar por un entrenador con igual o más bagaje para profesionalizar a una plantilla sub-23, aunque con menos promoción del División de Honor de lo inicialmente previsto, y todavía con entradas y salidas por producirse. El último que ha dicho adiós es el canterano Adrián Riera. Para esta primera pelea, Toro, Aly y Matías están en la enfermería. La lista de Granero es de 20 y entre ellos están los juveniles, y además gemelos, Carles y Vicent Fluixa.

Ribelles es el superviviente de la nómina de capitanes de la temporada tras el salto al primer equipo de Álvaro Traver, aunque su futuro con Muñiz está en interrogante, y la no continuidad de Valiente y Jair, que se han marchado al Lleida y el Huesca respectivamente. Ahora el centrocampista es el primer portador del brazalete, secundado por Nanclares, Juan Delgado y Koke. Entre tantísima juventud, la figura de Granero es clave para el crecimiento de los chavales, sin olvidar el fin común: la permanencia. «El míster nos comenta que tenemos mucho potencial, pero que hay que sacarlo cuanto antes porque no sirve de nada mostrarlo a mitad de temporada», considera Ribelles, que afronta su tercera temporada en el ´B´ sobre el nuevo míster, que ha vuelto a Orriols, aunque esta vez para llevar las riendas de un filial por primera vez en su extensa trayectoria y en un grupo III que conoce a la perfección ya que dirigió al Nàstic, Hércules y Alicante. «Las veces que hemos hablado con él nos ha transmitido confianza y con su experiencia nos va a aportar mucho para sacar lo máximo de cada uno», añade ´Ribe´ sobre el míster.