El Levante no se reencontrará en la máxima categoría con el árbitro del descenso en La Rosaleda. El vasco Iñaki Vicandi Garrido baja a LaLiga 1|2|3, como así ha confirmado el Comité Técnico de Árbitros de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Vicandi Garrido afrontó su tercera campaña en LaLiga Santander y cerró la clasificación que elabora el CTA con 8,60 puntos, mientras que para el riojano Ocón Arráiz, el otro que ha descendido, fue su debut esta temporada en la élite y finalizó con 8,85 puntos en la penúltima posición.

Además hay que unir la retirada del aragonés Clos Gómez. Las tres vacantes las ocuparán el asturiano Pablo González Fuertes, el catalán David Medié Jiménez y el castellano-manchego Javier Alberola Rojas, los tres mejores de la Segunda División. El canario Hernández Hernández ha sido elegido como mejor árbitro de Primera División con una nota de 9,58, por delante de Del Cerro Grande (9,54) y Gil Manzano (9,46).

La defunción matemática se oficializó en La Rosaleda por una acumulación de injusticias, sobre todo el segundo gol anulado, el del doblete de Morales, tras un centro de Cuero y un intento defectuoso previo de Deyverson. Una vergüenza que desde ese fatídico minuto 75 desquició a los jugadores y generó, cuando Rubi había cerrado con defensa de tres, un tremendo descontrol para que el Málaga anotara dos tantos para el 3-1 definitivo. Vicandi Garrido no hizo ni una mención en el acta de la lluvia de improperios de los granotas fruto de la indignación y la desesperación por la injusticia. Quico Catalán desveló que el árbitro se derrumbó en el vestuario y terminó llorando por su desastre, pero ya la había liado. «¿Castigo a quién? ¿A nosotros o al árbitro? ¿Más castigo? Esto es de risa, es una vergüenza, lamentable. Con el gol anulado nos hemos vuelto locos. El equipo no se ha repuesto de una situación injusta. Nos han ‘ayudado’ a irnos a Segunda División», manifestaba Rubi en rueda de prensa tras consumarse el fatal desenlance.

«Es inaudito que el fútbol esté en manos de esta gente, que no sepa asumir la presión», argumentaba Quico Catalán tras la actuación arbitral, antes de volver a València, ya como equipo de LaLiga 1|23. Un mensaje, sin querer buscar excusas al desenlace funesto auspiciado por Vicandi, de «impotencia» por lo sufrido en Málaga aquel 2 de mayo de 2016. «Es una barbaridad, una vergüenza, una impotencia, aunque creo que eso no tiene que ocultar ni ser una excusa del descenso, que los culpables somos nosotros, pero esto no hay por donde cogerlo. Habrá gente que hoy, mañana, pasado y algunos días más que no va a poder dormir tranquila», añadió el presidente.