A su paso por Riazor, junto al mítico Cabo de Finisterre, Muñiz y sus pupilos vieron de cerca el fin del mundo. Después de muchas jornadas de deriva, se asomaron al abismo y no se cayeron de milagro. Solo un desesperado golpe de timón de Ivi, casi por su cuenta y riesgo, evitó la tragedia. Los dos goles del extremo sirvieron para puntuar y mantener a raya al Deportivo (y con este, la zona de descenso), pero no ocultan algo que es obvio: el Levante se encuentra en un punto de no retorno, con la exigencia de cambio de rumbo que esto supone para evitar la tragedia.

A raíz de los tantos locales (y en estos en sí) reinó la anarquía. No hubo ni orden ni concierto, lo que propició que Andone se lanzara en más de una contra a completar el expolio. Por suerte, pese a tener a Cabaco y Chema como aliados, ni el rumano ni Adrián completaron la faena y dejaron el devenir granota en manos de la divina providencia. El equipo se había caía a pedazos, con Bardhi alejándose del balón en un lanzamiento de falta; e Ivi y Luna intentando organizar, cambios de orientación incluidos, desde su banda.

En la izquierda fue dónde acabó encontrándose el Levante algo a lo que agarrarse. Allí se concentrarían todos los malos defensivos y el cansancio del Dépor para permitir la conexión Bardhi-Ivi que daría lugar al 2-1. El getafense golpeó en busca del segundo palo y Schar metió la cabeza y la pata al mismo tiempo, para desasosiego de Rubén Martínez y fortuna de su exequipo.

Del mismo modo que podía haberse adelantado en el marcador en el arranque, el Levante tuvo hasta la victoria a su alcance en el último momento. Primero llegaría el empate, con un cabezazo de Roger que se marchó por centímetros a modo de avanzadilla. El estéril saque de esquina botado por Morales lo transformaría Ivi en un imparable zapatazo. Desde el borde del área, en la segunda jugada, el ´14´ cargó las palas nuevamente al máximo voltaje y devolvió el aliento al equipo.

A Boateng le faltaron 20 centímetros de pierna, o simplemente ese gen goleador que tanto tiempo se lleva buscando en el mercado, para desviar a la red un chut de Roger y culminar la remontada. Esta hubiera sabido a gloria bendita a corto plazo; mirando más allá, quizá mejor este agónico empate para mantener la guardia alta y subir lo máximo posible el nivel del exigencia, desde el primer hasta el último integrante del proyecto. Jugando una hora con diez, y a pesar de que tiene mejores delanteros pero peor pinta que el Levante, el Dépor no mereció perder y dejó ir la victoria únicamente junto a la orilla.