Por su estratégica situación cerca de Marruecos y de Gibraltar (tradicional 'lavandería' de dinero negro), su excelente clima y porque el lujo hortera abunda de tal manera que el ‘nuevo rico’ pasa desapercibido, Marbella se ha convertido en la ONU del crimen internacional”. En el lugar preferido por narcos de todo el mundo para asentar sus bases. En los informativos se narran algunos delitos, pero los españoles desconocemos lo que allí se cuece. Y eso es lo que les movió a Dani de la Torre y Berto Marini a crear la serie ‘Marbella’, donde de un modo didáctico y con ese punto de comedia que tan bien sabe darle Hugo Silva, presentan una realidad que de otra manera revolvería el estómago. Movistar Plus+ estrena este jueves, 2, sus seis capítulos.

Los artífices de esa maravilla que es ‘La unidad’ crearon la serie a partir del trabajo periodístico de Nacho Carretero (quien la calificó de “ONU del crimen organizado”) y Arturo Cano, además de mucha documentación y entrevistas con los protagonistas reales de esos mundos. “Queríamos seguir ofreciendo entretenimiento vinculado con un tema social y cuando vimos el reportaje, tuvimos claro que queríamos contar esta historia”, dice Marini. Extremo que confirma De la Torre: “Soy partidario de que se ponga el foco en realidades que están cerca de nuestra casa y que nunca se habían contado. De hablar sin tapujos de las miserias que nos rodean". 

Las organizaciones

La ficción cuenta, a través de César, un abogado embaucador y ambicioso, cómo operan los distintas organizaciones criminales en ese lugar de la Costa del Sol: la Mocro Maffia holandesa, con integrantes magrebís en su mayoría, como Yassim (a quien da vida el rapero Khalid El Paisano); las redes balcánicas, de serbios y albaneses; la mafia italiana; los irlandeses… Cómo cometen sus fechorías con desfachatez e impunidad, además de cómo viven. “Al fin y al cabo son personas, con hábitos comunes, pero se dedican a lo que se dedican y eso hace que sus vidas sean más pintorescas. A todos nos fascinan los malos, por eso los ‘thrillers’ y los ‘true crime’ están de moda. Porque queremos saber por qué hacen determinadas cosas”, dice De la Torre.

Khalid El Paisano (Yassim), Aurora Moroni (Anne), Ana Isabelle (Katty) y Hugo Silva (César). en 'Marbella'. MARÍA HERAS

Recuerda el director gallego que en un Estado de derecho todo el mundo debe tener su defensa. "En eso consiste la democracia. Aunque quien tiene dinero puede acercarse a gente 'top', especialistas en desmontar las operaciones policiales con fallos en los procedimientos, pruebas que desaparecen y testigos que ya no declaran”, explica. Y pronto vieron que la figura del abogado era el nexo de unión entre unos y otros. “No por defender a un narco lo eres. No obstante, cinematográficamente era atractivo que él, sin querer, cruzara esa línea tan estrecha”, subraya. Y los narcos lo acaban considerando uno de los suyos. “Cualquier descuido puede ser fatal, porque la gente con la que trata es muy peligrosa. Pero si te deben favores, es la mejor forma de coexistir ahí”, cuenta Hugo Silva.

Romper la cuarta pared

Asimismo, para que no sea una historia de narcos más, buscaron una forma espontánea de contarlo, por lo que el protagonista rompe la cuarta pared. Es decir, se dirige al espectador para comentar lo que pasa: “Es un personaje que se permite todo. Y si se salta todas las leyes, por supuesto esa también”, sostiene Hugo Silva. Algo que, según De la Torre, es muy real. “En Marbella vimos que a todos les encanta contar. Forma parte de la vanidad y del ego de profesiones de las que no se sabe mucho. Y nos apetecía que César nos contara la historia como si fuéramos unos colegas”. Y añade: “Eso hace que empatices con él y, aunque no compartas sus ideas, le entiendas”. Por su parte, Marini sostiene que han usado “la comedia y romper la cuarta pared para que no resulte pesada y sí muy didáctica”.

En esa jungla en la que también se mueve su personaje hay otros que chocan en ese ambiente, como Marta (a quien da vida Elvira Mínguez), la inspectora de la policía marbellí, que mantiene una lucha desigual con el crimen con los pocos medios con los que cuenta entre tanto lujo y despilfarro. “Tiene mucho mérito ser policía en Marbella”, asegura Marini. En ‘La unidad’ estábamos acostumbrados a hablar con la policía de información, entrar en su sede, que tiene muchos medios, pero en Marbella fue un 'shock', porque ves otro tipo de lucha, otro número de agentes. La sensación es que había muy poco buenos para atrapar a muchos malos”, lamenta. 

La policía y la hija

“La policía es íntegra y honesta y lucha porque los malos vayan a prisión”, asegura el gallego. “Pero no tienen la misma fuerza. Los criminales tienen un presupuesto ilimitado y los policías, superlimitado. Con lo que no pueden competir de tú a tú. Esto es parte por voluntad política y porque es muy complicado ir contra el crimen organizado. Además, el narco no es un criminal que penaliza, porque no la lía en la calle. Solo cuando hay muertos. Es una lucha oscura y los políticos tienen la tentación de que solo salga lo que luce”, apostilla. 

Otro personaje que aporta un punto de sensantez es Alexandra, la hija de la pareja del abogado (Manuela Calle), que no se parece en nada a la madre, Katty (Ana Isabelle), tan superflua y amoral como él, y que representa el rechazo del espectador ante un lujo indecente: “La niña, que aparte tiene una relación superbonita con César, es los ojos del espectador. La única normal de la historia, junto a la policía", apunta De la Torre, que hace hincapié en que ambas no viven en ese mundo de fantasía. "La niña es la primera que le reprocha a su padrastro todo lo que está haciendo mal. No se deja arrastrar, como su madre”. “Esa niña lo humaniza y hace que no caiga mal”, coincide el director italiano. 

Manuela Calle y Hugo Silva, en 'Marbella'. MARÍA HERAS

La elección de Hugo Silva para el papel fue clave: “El mérito es de Dani, que lo vio claro”, confiesa Marini. “Tenía que ser un actor que tenga complicidad con el público, que pille el humor del guion y lo traslade y que sepa hablar con el espectador, girarse y volver a estrar en el papel. Él mejora lo que hay en el guion. Muy poca gente lo sabe hacer. Y lo hace espectacular”, admite. De la Torre argumenta su decisión: “Tenía que ser un buen abogado, un buen embaucador, intentar ser un buen padre y un buen marido. E intentar llevarse bien con la policía y con los narcos. Y no podía ser desagradable. Hugo tenía lo que buscábamos: esa pinta de bribonzuelo, guapete, al que le perdonas casi todo. Es un cabrón, pero es nuestro cabrón. Hugo es muy querido y eso le hacía falta el personaje para no alejarte completamente”. 

Los creadores no creen que haya un rechazo a esta ficción por parte de los marbellís: “El problema de Marbella no es que una serie hable de las mafias. El problema de Marbella son las mafias. Y no estamos diciendo que toda Marbella esté podrida y que todos los marbellís sean criminales. Pero han visto que cada vez más se están instalando allí mafias criminales. Al principio eran una peca y ahora es un cáncer enquistado”, concluye Marini.