El titular podría ir por el grupo valenciano que se separa pero para lo que viene al pelo es para los pitos a Diop, del que se cuestiona si ha pasado de estar implicado a presuntamente no. El debate de por si tiene algo de ataque gratuito y merece un análisis más allá de la prisa que se dio en salir del campo. El senegalés volvió de la Copa África hecho mistos tanto física como mentalmente; nada que cogiese por sorpresa, aunque los que están decepcionados con él tienen todo su derecho. Y pese al plan para resetearlo y dosificarle los minutos, es evidente que continúa sin estar como toca. Sin embargo, contra el Celta jugó igual de mal o de regular que otros. El suyo es un caso a años luz por ejemplo del de Sissoko, del que sí existe una preocupación interna por su (des)implicación que raya el cabreo. Habiendo estado siempre expuesto en primera línea, cuestionar la de Diop porque no vaya a renovar -la oferta continúa ahí- puede ser injusto tras dos años negándole el traspaso cuando públicamente apenas ha tenido las malas palabras de la noche de Vigo.

La charla con Iván

La implicación de los de la casa es la que no se cuestiona cuando vienen mal dadas. Por eso es clave tener a jugadores como Iván López, al que Lucas apretó este lunes en el buen sentido de la palabra para reincorporarlo al equipo, del que ha vuelto a caerse por culpa de esas molestias físicas que tanto están mediatizando su incipiente carrera. El canterano, que desde Vallecas sólo ha jugado contra el Madrid, está con molestias en la cadera pero se puso a disposición del entrenador y vuelve a estar en otro momento clave.

Cuestiones de estado

Clave es también el momento para el club, que tiene justificación para apelar a cuestiones de estado y que no haya distracciones en el objetivo de quedarse en Primera. Se respalda al técnico -como no podía ser de otra manera- se refuerza a la plantilla y se incentiva a la afición. Ya no se trata de encontrar una tecla maravillosa, sino de aferrarse a las virtudes con las que se ha llegado hasta aquí vivitos y coleando: personalidad, carácter, garra... Si el mercado de enero sirvió para arreglar problemas coyunturales, el de verano será el de los estructurales apuntalando las posiciones claves. Trabajo que volverá a correr a cargo -como tampoco podía ser de otra manera- de Manolo Salvador, a menos que sea él quien se marche.

Finales pero de verdad

Al final va a ser verdad eso de que el Levante se salva sobre la bocina. Aunque se ha dicho por activa y por pasiva, la realidad es que ha costado Dios y ayuda que el mensaje calara, algo que por otra parte no está claro que ya haya ocurrido. Y es que, con sinceridad, que levante la mano quien no conservara la esperanza de que el equipo acabaría por dar el estirón en la tabla. Es más, que la levanten quienes no lo piensen todavía. Una victoria en Almería volvería a sembrar la euforia igual que hizo la derrota del Celta con el pesimismo. Un vaivén con el que a lo largo de la temporada el Levante ha estado salvado y descendido ya muchas veces. Con tanta subida y bajada la lástima es que en el Ciutat no ha terminado esta temporada de generarse un ambiente de finales.