El III Trofeo Superdeporte concluyó ayer en el trinquet Pelayo con la disputa de la final que enfrentó a Cervera, Tato y Pere contra Fageca, Raúl y Héctor. Vencieron los primeros por 60 a 45.

Necesariamente hay que tirar de tópicos y señalar que la final fue el mejor broche de oro que podía tener el torneo. Y es que los seis contendientes, amén de Oltra y Pedrito en la ferida, ofrecieron lo mejor de su repertorio. Ello favoreció el espectáculo y propició que la partida transcurriera tremendamente igualada durante todo su desarrollo. Además, el acierto de los protagonistas prolongó el encuentro hasta la hora y media larga de juego intenso e intercambios continuos de buenos golpes.

En la terna vencedora cabe destacar por igual la aportación de sus tres líneas. Detrás, Cervera tiró de veteranía y siempre buscó la opción más adecuada tanto para la consecución del quinze como para dejar el remate franco a sus compañeros. A esto hay que añadir su solvencia defensiva, ya que el de Alaquàs restó muchísimas pelotas que en condiciones normales hubiesen sido quinze.

En los medios, Tato volvió a ofrecer una lección magistral de cómo sacarle el máximo partido al golpeo de volea. Y no solo eso, ya que las galerías libres favorecen el juego del de Altea, que también sumó un buen número de quinzes.

En cuanto a Pere, el pelotari de Pedreguer entró en el torneo de rebote, y lo cierto es que no ha desaprovechado la oportunidad de formar junto a los mejores. Ayer, una vez superados los nervios iniciales, aportó como uno más en la victoria.

Tuteando a Cervera

Por lo que respecta al trío derrotado, Fageca sorprendió a más de uno con su gran actuación en una cancha que no suele ser favorable a su juego como es el trinquet Pelayo. El de Valencia tuteó a Cervera y por momentos incluso le superó, principalmente en tareas ofensivas.

El único pero que hay que ponerle es que en bastantes ´feta de dau´ optó por buscar la cuerda, cuando en Pelayo es más conveniente jugar la pelota ´alta i molla´. Y claro, si no dibujas la pelota te puedes encontrar a un Tato inspirado que al restar encuentra fácilmente el palco o la galería.

Unos metros más adelantado, Raúl fue el componente más incisivo del equipo ayer de azul. El de Godelleta fue de menos a más pero solamente necesitó un par de juegos, quizás tres, para convertirse en la punta de lanza. Y si no destacó más fue porque enfrente se encontró a tres pelotaris muy entonados en tareas defensivas.

También merece una mención especial Héctor, que atacó y defendió por igual bien fuese desde el resto o desde el dau. El de Vall de Laguar hace meses que no cesa de acaparar elogios y esta vez también es de recibo señalarle como protagonista destacado, aún jugando en la punta, donde puede entrar menos en contacto con la vaqueta. Los seis contendientes ofrecieron un gran espetáculo que hizo vibrar al numeroso público que se reunió en la Catedral de la pilota.