La incorporación más reciente del Valencia rompe con casi todos los cánones prototípicos del futbolista al uso. Se llama Lucas Orban y su apellido se escribe sin acento a pesar de que se pronuncia como si lo llevase. Lo debió de perder en el tránsito histórico entre Hungría, de donde procede, y Argentina, donde nació el nuevo jugador del Valencia CF hace 25 años. A diferencia de otros compañeros como Otamendi, Orban se crió en una familia de clase media-alta. Sus padres eran ingenieros, estudió la carrera de Administración y Dirección de Empresas y habla tres idiomas. Su realidad no se ajusta únicamente al fútbol y su frenentismo. Más bien al contrario: Lucas sabe disfrutar de la lectura, el yoga y la guitarra por encima de cualquier otra cosa en este mundo.

Los que lo atan en las distancias cortas aseguran que, además de ser buen jugador, "es un gran pibe". Trabajo, profesionalidad, seriedad y orden. Esas son las cualidades que lo definen, dentro y fuera de la cancha. Y es que en 2007, cuando jugaba en las inferiores de River, Lucas Orban protagonizó un hecho que cambiaría su perspectiva de vida. "La situación fue fea", explica el futbolista en declaraciones a la revista El Gráfico de Argentina: "Se armó una pelea y, sin comerla ni beberla, me golpeé la cabeza y el cuello contra un escalón. Padecí la doble fisura en dos vértebras y el sangrado dentro del cerebro, que por suerte se reabsorbió". Orban pasó seis meses recuperándose, dos de ellos en la clínica: "Dejé de jugar, de moverme y hasta de caminar".

Cuando volvió a la cancha, quiso trotar. Los médicos de River calmaron el impulso de Orban, que por aquel entonces tenía 18 años, y le indicaron que probara a dar dos o tres vueltas andando. "Las caminé y tenía calambres por todo el cuerpo, sentía cómo me latían las venas", recuerda. Aquel suceso, por fortuito que fuese, no es más que un episodio de su vida. El argentino se rehizo, está totalmente recuperado y experimentó "un clic en el aspecto personal". Le encanta colaborar en tareas sociales, disfruta de tocar la guitarra y de la lectura y descarga energías con la práctica del yoga. "Estas cuestiones", argumenta, "me hacen conocerme cada vez más por dentro y me llevan a encontrarle sentido a la vida".

Desde que recibió la llamada de Fabián Ayala en nombre del Valencia, Orban ha mostrado máxima disposición para cambiar de aires. El miembro de la secretaría técnica lo conoce muy bien y a pesar de que era una pieza básica del Girondins de Burdeos, su traspaso fue fácil, en parte gracias a la colaboración del presidente del club francés, Jean-Louis Triaud. El dirigente, según fuentes que han tomado parte de la operación, "es un señor con todas las letras" y comprendió desde un primer momento que el deseo del jugador era salir rumbo a Valencia. Orban se ha consagrado con la polivalencia como gran virtud, siempre en la línea defensiva. Pero en sus inicios, destacaba como delantero.

Pudo venir a Europa pero...

No se inició en un club de fútbol, a diferencia de tantos otros jugadores. Sus primeros destellos como futbolista los dio en un ´country´, un concepto sudamericano que podría asociarse al club de campo. Destacó desde temprana edaden Los Cardales y acudió a la Copa Disney para representar a Argentina ante Brasil, Uruguay y Estados Unidos. Por aquel entonces, ya imitaba cada mueca de sus ídolos, Fernando Redondo y Paolo Maldini. Su admiración por ellos estriba en una razón: "Son dos señores dentro de la cancha". Antes de ir a River, el club que lo catapultó al profesionalismo, tuvo la posibilidad de probar en Europa. No obstante, desechó esta posibilidad. Y es que Orban es hincha de River Plate dese pequeño, y con eso no se negocia.