Claude Makelele, Patrick Vieira, Abou Diaby, Blaise Matuidi... En los últimos tres años, Giannelli Imbula ha sido comparado y clasificado de cincuenta formas distintas. Algunas más acertadas otras no tanto, pero siempre con un denominador común, su enorme potencial. En realidad, el centrocampista del Marsella tiene sello propio: mezcla unas condiciones físicas brutales con una capacidad para maniobrar con el balón pegado al pie por encima de la media entre los futbolistas de su condición. Tiene velocidad, agilidad y cuerpo de atleta, pero rompe el molde por calidad de pase, visión de juego, técnica individual y buen golpeo con la zurda, su pierna hábil. Pese a lo que anuncian sus medidas (1,86 metros por 77 kilos) y la etiqueta de pivote defensivo, la naturaleza del centrocampista galo no encaja con la de un mediocentro posicional. Imbula disfruta mucho más tocando y eliminando rivales en carrera en dirección al área enemiga que corriendo detrás de los rivales para recuperar el balón.

La apuesta del Valencia CF se justifica por rendimiento presente, juventud y margen de crecimiento. Imbula es un jugador con unas posibilidades tremendas. Tras coronarse como mejor jugador de la Ligue 2 con el Guingamp en la campaña 2012/13, ha jugado en un grande de Francia como el Marsella (Champions League incluida) con una naturalidad asombrosa. «Juega como el barrio y va como un avión», dicen en el Velódromo. Con 22 años todavía, está por explotar.

Salto táctico con Bielsa

Tiene materia prima para ser un mediocentro defensivo espectacular o soltarse como un interior de ´área a área´ devastador. No es un organizador, pero piensa cuando juega y está capacitado para hacer jugar al resto. La presencia de Marcelo Bielsa en el Olympique durante la última temporada ha coartado una parte de su espíritu africano, pero ha potenciado su aprendizaje táctico. Ha dado un salto en su evolución corroborando que es un diamante en bruto.

En un equipo de ritmo alto, presión a todo campo y transiciones rápidas, Imbula ha sido el equilibrio. Bielsa le ha asentado como medio posicional, atándolo siempre cerca de los tres centrales y empeñándolo en la cobertura, aunque con un toque de libertad para pisar área. Sus condiciones físicas (pulmón y despliegue) para coger a un rival en su zona y perseguirle hasta que acabe la jugada han sido básicas para sostener el 3-3-3-1.

Imbula roba balones por posición y energía. Sin embargo, no es un especialista defensivo. Muchas veces se echa de menos un punto más de contundencia y agresividad en sus acciones. No tiene instinto para la recuperación; aunque corrige por velocidad y músculo, sufre cuando aborda al enemigo en campo abierto y no cierra la jugada. Debe mejorar en las disputas aéreas y en el tackle. Como anunció Jocelyn Gourvennec (entrenador del Guingamp) antes de lanzarlo al OM: «Tiene que ser más eficiente a la hora de arrebatar el balón y ganar la posesión, por calidad puede hacerlo». Ahí puede dar otro salto.

Maniobras espectaculares

Imbula asoma como un interior más preparado para morder en campo rival que para sufrir en campo propio. Disfruta cuando tiene el balón, no le quema y sabe como gestionarlo. Según la zona, asegura las entregas en la salida y busca batir líneas habilitando a sus compañeros. Horizontalidad y verticalidad.

El centrocampista francés tiene pausa y arrancada. Es capaz de girar completando conducciones de 180 y 360 grados con el balón controlado para salir de la presión o eliminar rivales con una de sus especialidades: el uno contra uno. Sus cambios de ritmo, su control en carrera y sus golpes de cintura le han convertido en uno de los mejores regateadores de la Ligue 1. Imbula llega muy bien al área por zancada y tiene un poderoso disparo con la izquierda€ que debe utilizar más.

Moderno, como ´6´ y ´8´

Para desarrollar esa llegada, necesita libertad. Condición de la que no siempre goza debido a sus responsabilidades cerca de la reteguardia. Como ´8´ o ´6´ con escolta, su impacto se multiplica. Arropado, su rendimiento mejora en las dos fases e impone con más naturalidad su figura en las transiciones. Bielsa también le ha proporcionado ese contexto, actuando junto a Lemina o Romao en un 4-2-3-1. La sensación es que encajaría perfecto en el fútbol español y en el Valencia de Nuno. Incluso le permitiría recuperar aquella primera apuesta por el ´doble ocho´ en la sala de máquinas. Complementario al cien por cien con André Gomes, Parejo o Enzo Pérez, también podría jugar al lado de Javi Fuego o cuajar como alternativa capaz de impulsar una salto de calidad en la construcción.