Espírito Santo flojea. Debilitado en su posición, el portugués apela al orgullo de la plantilla para sacar adelante el partido de Balaídos. Reventado como entrenador, parece obvio que lo único que le queda al Valencia CF es el coraje de los jugadores. En sala de prensa, Nuno recurrió con astucia al amor propio de los futbolistas en una maniobra perfilada desde dos vertientes: por un lado el club y por otro su destino. Por eso habló de «pelear», de «correr más» y de «darlo todo». Y tiene parte de razón: para cambiar la imagen ofrecida en los últimos partidos (sobre todo en Gante), la intensidad y la determinación son vitales. Sin embargo, conceptos fundamentales como la estrategia, el análisis del rival o el planteamiento „que tienen que ver directamente con su intervención„ quedaron en un segundo o tercer plano. A falta de un plan mejor, Nuno colocó la pelota en el tejado de los futbolistas y les obsequió también con una buena dosis de presión y responsabilidad. El portugués llamó a la «defensa del escudo» emplazando al vestuario a reaccionar por puro sentido del deber ante la afición. Si bien, ese discurso también está pensado para actuar ante el Celta como un arma defensiva para su maltrecho pellejo. Ese es el complejo escenario que aguarda en Vigo.

Sin pronunciar razonamientos futbolísticos más sólidos, Nuno va a quemar uno de sus últimos cartuchos a lo José Mourinho: no ganéis por mí, ganar por el Valencia CF. No va más. Ese es el argumento de fuerza para liquidar al bloque que comanda Berizzo. Todo suena un poco escaso cuando delante estará uno de los equipos que mejor ha empezado en La Liga, por juego y puntos. El Celta ya se ha merendado al Barça (4-1) y ha liquidado adversarios como Villarreal, Sevilla, Real Sociedad o Rayo dando espectáculo. No pudo con el Real Madrid, pero Rafa Benítez todavía está temblando después de sufrir a un Nolito estelar y a un grupo de jugadores desatados, capaces de competir a alto nivel con uno menos durante más de media hora por la expulsión de Cabral, que hoy tampoco estará.

Orgullo e intento desesperado

Si hasta hace unos días la intensidad „correr más o darlo todo„ no era importante, ahora Nuno la coloca en primer plano. El animal de vestuario que protegía al grupo por encima de todo es ahora un líder decadente. Espírito Santo está herido de muerte, pero en su desmoronamiento también habrá revolcón para la plantilla. Cero confianza mutua, máxima sospecha hacia la autoridad.

Parejo también habló claro tras Gante, nombró la intensidad€ su declaración no esconde las carencias en una planificación física que no permite al equipo dar la talla en la sucesión de partidos miércoles-sábado. Tras jornada de Champions, la respuesta en La Liga siempre ha sembrado dudas. La victoria es un escenario desconocido para un equipo sin fuelle para rendir con continuidad 90 minutos y sin capacidad para ofrecer respuestas. ¿Cómo se preparan los partidos? ¿Cuál es la calidad de los entrenamientos? Obvio que hay menos tiempo, pero el mismo Valencia que la temporada pasada superaba o igualaba a todos sus adversarios en recorrido y despliegue físico, ahora no puede con ninguno.

La involución en el rendimiento colectivo es evidente y preocupa dentro. Los planteamientos fracasados, la crisis de resultados, las lagunas en la toma de decisiones, el conflicto con Álvaro Negredo€ Las piernas no van, la cabeza no tira. Sin resultados y sin soluciones, Nuno ha quedado fuera del juego tras recibir el voto de no-confianza de sus subordinbados. Tarde de hechos y no palabras. Hoy puede que deciden los jugadores, la cuestión es en qué contexto, en qué escenario, ante qué rival o con qué herramientas para contrarrestar la pizarra del adversario. Y después, en caso de triunfo o de derrota, quién va a asumir las responsabilidades.

Aquí la clasificación de la LIga BBVA