Los nombres de David Villa y David Silva están en boca de toda la España futbolística en los últimos días. Su deslumbrante actuación del pasado sábado, cuando lideraron la goleada de la selección española ante Bélgica anotando dos goles cada uno, ha servido para que el tándem blanquinegro acapare elogios y exponga una vez más su tremendo potencial. Tanto que ahora mismo, por mucho dinero que se hayan gastado este verano o en los precedentes, ni Barça, ni Madrid, ni ninguno de los otros grandes rivales del Valencia en la Liga BBVA, pueda presumir de una pareja tan desequilibrante en el arranque de la temporada.

Cinco goles han convertido al formado por el Guaje y el canario en el dúo de moda del balompié nacional. Sólo los azulgrana Lionel Messi y Zlatan Ibrahimovic, cabezas de cartel del que actualmente es el mejor equipo del mundo, el azulgrana, se acercan a sus registros anotadores. El argentino y el sueco suman un total de cuatro dianas —dos por barba—, aunque, eso sí, tras el estreno liguero, los compromisos con sus respectivas selecciones y la versión europea y española de la Supercopa. La ida del enfrentamiento ante el Stabaek, el duelo ante el Sevilla y el fin de semana con la Roja han sido suficientes en el caso del ´7´ y el ´21´ de la entidad de Mestalla.

Hasta de asistencias puede presumir ya la pareja ofensiva valencianista en sus estadísticas 09/10. El de Tuilla puso en bandeja el tanto de Piqué y el primero de Silva con la selección; el canario le devolvió el favor en el que era el provisional 2-0 ante Bélgica. Un ramillete de cualidades que Unai Emery va a tener que hacer valer para lograr los objetivos valencianistas: la clasificación para la Champions y la lucha por los títulos de Copa del Rey y Euroliga.

La presencia de Villa y el de Arguineguín en la plantilla, sin duda, es el mejor aval con el que cuentan los blanquinegros. Ellos, aunque costarán mucho menos, son algo así como el Cristiano Ronaldo y el Kaká del club que preside Manuel Llorente: sus referentes sobre el terreno de juego, en el mercado y a nivel de ventas. Ese tirón fue el que convirtió al ariete y al mediapunta en fruto de deseo de los principales conjuntos del Viejo Continente durante el verano.

Madrid y Barcelona quisieron dejar a los valencianistas sin los goles del que va camino de ser el máximo realizador en la historia de la Roja. Éste, que no es otro que el Guaje, quien el curso pasado logró 28 dianas sólo en la Liga BBVA, se convirtió en el capricho imposible de merengues y culés antes de negociar y fichar a Benzema e Ibrahimovic, respectivamente. Y todo gracias a que el presidente blanquinegro, recién llegado al cargo, se negó a romper la apreciada pareja pese a los evidentes problemas económicos que arrastra el club en los últimos meses.

El poderío del tándem Villa-Silva fue también el motivo por el que Llorente se cerró en banda de cara a una posible venta del ´21´. El dirigente sabía que una vez superados definitivamente sus problemas físicos —que le obligaron a operarse del tobillo izquierdo hace ahora un año—, éste volvería a ser uno de los principales estandartes blanquinegros. Y, por lo visto hasta ahora, en objeto de envidia sana para los demás clubes.