El lavado de cara del terreno de juego de Mestalla ya está en marcha. El jueves comenzó el proceso de sustitución de la hierba y su base, que debe servir para solventar los actuales problemas de enraizamiento y satisfacer las peticiones de Unai Emery. Este, al contrario de lo sucedido a principios del curso pasado, cuando se realizó una reforma de similares características, verá cumplidos sus deseos de contar con un campo de idénticas características a las que tenía los Juegos del Mediterráneo cuando él era técnico del Almería.

La permuta, cuyo coste asciende a 100.000 euros, estaba aprobada desde antes del partido ante el Athletic. Lo que pasa es que se había pospuesto hasta el paro competitivo que ahora empieza por la falta de tiempo real para cambiar y asentar el nuevo terreno de juego. Desde el club, es más, se niega tajantemente que la decisión tenga que ver con las lesiones de rodilla sufridas por Canales, Gurpegi y Banega en las últimas semanas.

Los trabajos de parcheado realizados a principios de temporada, con la colocación de varios tepes, fueron insuficientes para mantener el buen estado del campo. Por eso, la reforma que acaba de iniciarse es mucho más completa, e incluye la profundización de 20 centímetros en la base del campo.

El conjunto de Mestalla sustituirá un total de 8.400 m2 de hierba. Éste dejará de ser de tipo bermuda, para convertirse en una mezcla de festucas arudinaceas (80%) y poa pratensis (20%), procedente del vívero que la empresa Novogreen tiene en el Delta del Ebro, donde la climatología es muy similar a la de Valencia. Durante el proceso se retirarán 4000 m3 de tierra y se aportará 600 toneladas de arena de silce tipo usga.