El propio Valencia fue anoche su peor enemigo. Porque se dejó arrebatar, en un visto y no visto, un partido que tenía prácticamente ganado. Unai Emery dio entrada a Dani Parejo y David Albelda para evitar sobresaltos de última hora, para fortalecer el centro del campo y amarrar el 0-1, pero el efecto fue el contrario. Las sustituciones provocaron que los blanquinegros perdiesen incomprensiblemente el control del balón, lo que facilitó la avalancha final del Betis, rematada con el primer doblete goleador de Rubén Castro en la Liga BBVA en más de una década.

A quien sí le salieron bien los cambios fue al técnico local, Pepe Mel. Juanma, el último hombre al que dio entrada en el campo, ya casi a la desesperada, propició la remontada. El ex del Levante, no en vano, firmó los pases de los dos goles, que llegaron ya en el tiempo de descuento. El primero, en el minuto 91, nació de un centro suyo desde la línea de fondo, que, después de golpear en Topal, cabeceó a bocajarro Rubén, adelantándose a Alves, Dealbert y Barragán. El segundo, gracias a que supo leer el desmarque del goleador, quien se sacó un imparable disparo cruzado desde el vértice derecho del área, en el minuto 93.

Lo cierto es que el descuento castigó con dureza el vahído sufrido por los blanquinegros, que hasta entonces apenas habían pasado apuros en defensa. Sin hacer nada del otro mundo, los de Emery habían acumulado la mayor parte de la posesión y de ocasiones claras durante los 80 minutos previos de encuentro. Y en gran medidas, gracias al trabajo del doble pivote formado por Topal y Tino Costa, que se mostró muy serio. El internacional otomano cuajó una de sus mejores actuaciones en lo que va de curso, ocupando mucho campo y multiplicándose para las coberturas. El argentino, por su parte, llevó la manija del equipo, con varios pases en profundidad dignos de elogio, como el que supuso el punto de partida del 0-1 de Dorado en propia puerta.

Fue a falta de un cuarto de hora, al sentar a un gris Jonas para situar a Parejo sobre el césped, cuando Emery puso de manifiesto cuál era su apuesta para el tramo final. Con el cosladeño, apostó por un trivote en la medular para dormir el partido definitivamente. Con la aparición de Albelda en el minuto 82, en sustitución de Tino, buscó oxigenar el centro del campo y taponer cualquier posible acometida de los locales, muy dados a jugar por oleadas. Sin embargo, no logró ni una cosa ni otra. El ´21´ apenas entró en contacto con el balón, mientras que el futbolista de La Pobla Llarga se vio incapaz de frenar las ganas béticas de salir a flote.

El técnico incluso podría haber hecho una tercera sustitución de ese mismo corte si hubiera querido. Teniendo a Banega en el banquillo, existía la posibilidad de reforzar aún más el centro del campo con su entrada, aunque finalmente el elegido fue Aduriz, que suplió a Soldado en el 87. La reaparición de Éver, inédito desde que se lesionase en la rodilla ante el Bayer, el 1 de noviembre, tendrá por tanto que esperar hasta el choque copero ante el Cádiz o posteriores.

Segundo descuento fatídico

El del Villamarín no es el primer encuentro de la temporada en el que el Valencia deja escapar un mejor resultado en los últimos minutos. Ocurrió lo mismo en Palma de Mallorca, el 15 de octubre, aunque entonces fue por culpa de una decisión polémica del árbitro, y al menos volvió a casa con un empate. Un penalti, por manos más que rigurosas de Topal, permitió que Hemed lograra el 1-1 definitivo en el minuto 92. Contra Racing, Chelsea y Athletic, incluso Zaragoza y Espanyol, los de Emery aprovecharon los últimos minutos para arañar puntos de más.