La gran incógnita en la parcela deportiva es saber si continuará o no Ernesto Valverde dirigiendo al Valencia. Existe una intención, pero no una negociación abierta con sus tira y afloja. El técnico pidió tiempo en su día y antes de tomar la decisión quiere tenerlo bien claro, comprobando que él es el jefe en todo lo relacionado con el día a día de la plantilla. Sin injerencias „nadie lo ha hecho„ ni repetidas visitas sociales. Digamos que su intención es marcar claramente las diferencias entre el área deportiva y la social. En el día a día hay detalles que lo revelan; ya separó al plantel del Consejo de Administración en el viaje de Champions a París, en el último desplazamiento a Madrid también optó por tener todos los sentidos puestos en el partido, sin tener muchas ganas de dejarse ver con nadie que no forme parte de su grupo de trabajo. Ni consejeros ni representantes. Sólo lo justo. Para él lo primero es el esférico, lo más importante. Es así. Y el Valencia es consciente que si le fijan una fecha límite para renovar, lograrán el efecto contrario. Cada entrenador tiene su personalidad y a Valverde no le gusta que le presionen. Por ello, al primer comentario, que no presión, de Llorente después de un partido, el técnico fue claro: «Presi, esto es cosa mía». No hay más.

Valverde es especial. Desde su llegada no es partidario de ir a actos públicos ni sociales. Tampoco le gusta leer las informaciones relacionadas con el fútbol que aparecen en la prensa. Es como si le restaran tiempo. Le gusta tomar las decisiones con su grupo de trabajo, sin más. El ´Txingurri´ considera que nadie mejor que el que está en el día a día conoce las circunstancias reales que motivan su toma de decisiones. Su relación con Braulio Vázquez y Manuel Llorente es excelente, muy fluida. Pero si en años anteriores con otros entrenadores era muy habitual ver al presidente en la Ciudad Deportiva, ahora es menos frecuente. Prefiere mantener ciertas distancias, al menos, así lo entiende él. Y eso va a ser fundamental para su continuidad. Que se respeten sus códigos. Cuando el Valencia le fichó ya sabía que se hacía con un entrenador con personalidad y que no le temblaba el pulso, con independencia del nombre. Así se hizo con la confianza del vestuario, tratando a todos por igual. Y Gago abandonó el club.

Los tiempos los maneja Valverde. Si le presionan a acelerar su decisión sería contraproducente, pero él también quiere imponer sus códigos. El Txingurri no se ha comprometido con nadie, prefiere esperar? aunque hasta ahora trabaja «a gusto».