Según las pruebas médicas a las que se ha sometido este lunes, el guardameta brasileño del Valencia CF presenta una rotura fibrilar en el aductor de su pierna derecha. El periodo estimado de recuperación es de cuatro semanas, según el parte médico emitido por el Valencia CF.

Diego Alves dejó la portería del Valencia a cero con una lesión en el aductor de su pierna derecha durante 75 minutos. ¿Negligencia médica o decisión heroica teniendo en cuenta que en el banquillo estaba el portero del filial? El brasileño valoró la dificultad del partido y la inexperiencia del joven Jaume y decidió quedarse en el campo a pesar de las molestias en el muslo y el ´acoso y derribo´ intencionado del Rayo Vallecano. Djukic apoyó la decisión del portero de continuar en el césped, el equipo ganó al Rayo sin encajar ningún gol y sus compañeros le agradecieron el esfuerzo al final del partido. Alves solventó bien el partido más largo de su carrera.

Lo que para otros fueron noventa minutos, para Alves fue un mundo. El que se le vino encima cuando en el minuto 15 cayó lesionado del muslo derecho y tuvo que ser atendido por primera vez en el partido. Minutos más tarde, por si fuera poco, recibió un manotazo de Adrián en la cara. De nuevo requería la atención médica de Alvaro Sala y Pepe De los Santos. El jovencísimo Jaume saltaba al calentar. Las sensaciones eran malas y Voro le preguntó camino al vestuario a la finalización de la primera parte. Diego decidió saltar al césped en la segunda parte, pero el Rayo ya se había dado cuenta de sus molestias.

En menos de diez minutos, Diego volvió a ser buscado por los vallecanos en un ´acoso y derribo´ premeditado que acabó con Adrián amonestado y con Alves tocado y casi hundido. Al jugador se le vendó el muslo durante el partido, pero ya no podía ni sacar. Mathieu y Víctor fueron los encargados de golpear al balón. El portero les pidió que no le cedieran el balón y recriminó a Víctor cuando se vio obligado a dársela atrás. Alves pidió a sus centrales que jugarán cerca de él y a Juan Bernat, que no se abriera tanto. El médico aprovechó una falta a la contra de Jonas para correr a la portería de Alves y preguntar por si su estado físico. Diego daba el ´ok´ para seguir y Djuka apoyaba su decisión. Al mismo tiempo, el delegado del Rayo pedía a Trashorras que fueran fuerte y probaran al portero y Jaume seguía calentando en el banda. Perea tuvo el empate en sus botas, pero Alves blocó. Cojeaba, tenía dificultades para su juego de pies bajo palos, no podía sacar, pero cumplía. Sus jugadores se lo agradecieron al final del partido en privado y público.

Pero, ¿por qué tanto sufrimiento? ¿Por qué no quiso ser cambiado? El brasileño antepuso los intereses del equipo a su dolor. Así lo explicaba al final del partido. «Me molestaba para golpear, pero no quería salir del campo porque era un partido complicado y en el banquillo había un chaval que nunca había debutado. El equipo necesitaba un poco más de experiencia y creo que al final pude ayudar al equipo. Me he puesto en la piel del segundo portero joven y opté por seguir. Si fuera un partido de 2-0 o 3-0 hubiera pedido el cambio sin problema, si me va a más lo hubiera pedido, pero creo que al final he acertado. El míster lo ha visto como yo y es lo que me importa». Djuka también respondía en sala de prensa a la pregunta de por qué había jugado Alves cuando estaba lesionado: «Él quería jugar y los médicos no me indicaban que había que cambiar. Tenía problemas, pero es un jugador con experiencia y él sabe si puede o no puede», dijo.