Cuando el Valencia se vio abocado al mercado de fichajes el pasado verano ante la marcha de Otamendi, todas las partes coincidieron en Abdennour como el mejor sustituto para el argentino. El tunecino, declarado en rebeldía con el propósito de forzar su marcha del Mónaco, había liderado una defensa que solo encajó ocho goles en toda la segunda vuelta y se deslizaba como una de las grandes sensaciones de la Liga de Campeones gracias a una fase de grupos brillante y un papel estelar en las eliminatorias ante Arsenal y Juventus. Tan impresionados quedaron los italianos que llegado el momento pugnaron junto con Valencia o Chelsea por hacerse con sus servicios. Era un futbolista realmente cotizado pero el pago de 25 millones de euros y la intermediación de Jorge Mendes le hicieron aterrizar en Valencia al filo del cierre del mercado. Es la gran apuesta de Peter Lim para cubrir el boquete que escarba la fuga de Otamendi y su traspaso se festejó a 30.000 pies de altura en el avión privado del propietario, que quiso estar presente durante el tramo más decisivo de la negociación.

Fue un movimiento estratégico, un mensaje de compromiso con el proyecto y un golpe de efecto para reemplazar la pieza más referencial de la temporada anterior. Dos meses y medio después de aquello, no obstante, Abdennour sigue siendo un cúmulo de expectativas. Una lesión en el bíceps femoral en pleno proceso de adaptación obliga al futbolista a volver a empezar. Aquel pinchazo en Gerland en el transcurso del encuentro frente al Olympique de Lyon aplazó la irrupción del Aymen en el equipo, un fenómeno que ansian los técnicos, conscientes de que está llamado a darle otro aire al Valencia en su objetivo de recuperar sensaciones de la temporada pasada. Por prestaciones, carácter y liderazgo Abdennour es sinónimo de solidez defensiva, un valor clave en el buen funcionamiento de un equipo que está echando en falta una figura-bisagra, capaz de hacer mejor a Mustafi y también a Gayà, que permita al equipo replegarse cerca del portero, pero por encima de todo que ofrezca la posibilidad de adelantar líneas de presión, un aspecto capaz de transformar el juego del equipo.

El objetivo es recuperar la gran virtud de la temporada pasada porque eso repercutirá sobre el funcionamiento general del juego y el equipo se asemejará al que se vio hasta antes de verano. De un tiempo a esta parte el Valencia ha retrasado todas las líneas porque no hay un jugador que selle la retaguardia y repliegue con el poderío de Otamendi. Eso significa que el equipo recupera el balón más atrás y por lo tanto hace menos daño porque está más lejos y tiene más dificultad para generar ocasiones en área contraria. Si hay alguien capaz de darle eso al Valencia es Abdennour. El tunecino, que está entre los diez futbolistas mejor valorados de África, está llamado a tener una influencia capital en el equipo. Se trata de una pieza clave, a la altura de André Gomes o Parejo, por ejemplo, pero para eso necesita volver a jugar... Y su regreso está cada vez más cerca. Ayer, en el día libre de la plantilla, el futbolista acudió a Paterna para trabajar en su puesta a punto. Lo hizo en solitario, junto a un recuperador del club y con la mente puesta en ayudar al equipo en el encuentro ante Las Palmas el próximo sábado día 21 de noviembre. Entonces se cumplirán siete semanas desde que se lesionó en Gerland, su comparecencia más reciente. Vezo y Santos no han estado a un gran nivel y Nuno espera con deseo la vuelta de Abdennour, acostumbrado a dar un rendimiento alto en equipos que adelantan la línea como es el caso del Valencia en su versión más competitiva, el Mónaco de Jardim o el propio Tolouse. Sus grandes condiciones físicas y la salida del balón que le puede otorgar al equipo deben contribuir al cambio de cara del Valencia en un momento en el que se va a jugar todas sus opciones de alcanzar los octavos de Champions, la eliminatoria de Copa del Rey y el calendario en Liga va a ponerse cuesta arriba con enfrentamientos ante Sevilla o Barcelona. Se espera a Abdennour para adelantar las líneas y cambiar este panorama.