De los detalles tácticos que desprende la primera semana de la pretemporada, quizá el más significativo se anude en torno a Santi Mina. Ayestaran lo escora en la izquierda cada vez que realiza un partido reducido en Paterna, la misma posición en la que acabó al final de la temporada pasada y que le permite la posibilidad de romper hacia adentro y culminar las jugadas. A Pako le gusta ver a Mina actuar en esa posición, donde le da altas prestaciones al equipo pero ¿significa eso que este curso va a ocupar exclusivamente el flanco izquierdo del ataque? No. Conocedor de la amplitud de registros del gallego, un futbolista con un potencial casi inabarcable, Ayestaran está decidido a explorar sus capacidades, advierte de su crecimiento explosivo y como le reserva un papel protagonista está estimulando su versatilidad para que esté preparado para actuar en cualquiera de las tres posiciones del ataque, algo que le daría muchas opciones, incluso con la llegada de Nani. Quiere que Santi se convierta en un futbolista total.

El futbolista portugués ha brillado con su selección como segundo delantero pero a día de hoy está por descifrar en clave valencianista. Su fichaje no tapona la efervescencia de Mina. Al contrario. Entre los dos abren un abanico de opciones tácticas que enriquecen las variantes del nuevo Valencia. Los responsables de la parcela deportiva concentran grandes expectativas en el gallego después de destaparse el curso pasado, cuando experimentó un crecimiento que le permitió elevarse por encima de un entramado de circunstancias negativas que llevó al equipo al borde de la descomposición. En cuestión de meses ha pasado de ser un novato a uno de los referentes jóvenes del equipo. Su evolución ha sido brutal. Lo de jugar en la izquierda es un nuevo desafío, hasta su aterrizaje en Mestalla solo había jugado como delantero, que es su posición natural, y en la banda derecha.

Gran capacidad anotadora

En la punta del ataque marcaba diferencias durante su paso por las categorías inferiores del Celta, donde era el líder indiscutible de la brillante generación del ‘93, finalista de la Copa de Campeones ante el Sevilla. En el Juvenil División de Honor, por ejemplo, batió todos los récords de anotación marcando de 17 jornadas, en 16 seguidas, cifras que dan cuenta de su habilidad para resolver. Sin embargo, el ‘Toto’ Berizzo decidió realizar dos cambios tácticos durante su primer año en Vigo. Dos teclas que cambiarían la cara de su equipo: Orellana a la mediapunta y Santi Mina a la derecha, donde encontraría más espacios para galopar, desplegar su potencia y su poderosísima zancada, una tendencia que ha seguido explotando en Valencia, donde apenas ha actuado como delantero. "La verdad que me gusta jugar en las dos posiciones, sé perfectamente lo que tengo que hacer en cualqueira de ellas. Me adaptaré siempre donde me ponga el míster", reconocía en una entrevista en SUPER, dando muestras de su predisposición.

Santi encarna valores que encajan con el viraje del proyecto hacia la sensibilidad y el compromiso después de unos meses de despropósito. Por eso viajó a Singapur. Sus primeros meses no fueron sencillos pero después de un año en el que prendió la mecha de una eclosión total como futbolista, el gallego ha vuelto lanzado para convertirse en una de las piezas claves del equipo.