El centrocampista de la UD Las Palmas, Kevin-Prince Boateng, estuvo a punto de acabar con su carrera como futbolista debido a su mala cabeza en su etapa de juventud. Después de volver a exhibir su mejor nivel en la UD Las Palmas, el jugador se confesó en diferentes entrevistas en las que relató sus peores momentos, se sinceró y contó abiertamente algunos de los pasajes más escabrosos de su alocada vida como futbolista profesional.

Así define el jugador pretendido ahora por el Valencia CFValencia CF su etapa en el Tottenham: "Parecía viejo. Tenía 20 años. Cada noche estaba fuera hasta las seis. Pesaba unos 95 kilos, hinchado de beber alcohol y de la mala comida. Pensé que no quería ser ese tío y llamé a mis amigos para que limpiaran mi frigorífico. No bebí, no salí, empecé a cocinar, comía sano. Todo empezó porque Martin Jol me dijo que no me quería después de un mes. Pensé que si no me quería, que disfrutaría mi vida. Ahora me doy cuenta cómo de malo fue: seis días a la semana en clubes nocturnos, bebiendo durante casi un año... Pero sólo tenía veinte años".

Boateng explica cómo terminó con esa espiral de excesos. "Me desperté después de un fiestón que había organizado, me miré al espejo y dije basta". A lo que añade que recapacitó y tomó la decisión de que "no podía tirar" lo que tenía con lo que le había costado llegar a ser profesional y debía empezar a compotarse como tal.

Llegó a comprar tres coches en un día: "Gasté serias cantidades de dinero en clubes nocturnos, ropa y coches (tres en un día). Intentas comprar la felicidad. Como no podía jugar al fútbol, me compré un Lamborghini. Aún conservo una foto: tres coches, una gran casa y yo de pie como si fuera '50 Cent'. A veces la miro y pienso lo estúpido que era, pero me hace ver que he aprendido y he madurado. Una mañana me levanté, miré al espejo y pensé que ese no era yo. Que yo era futbolista".

Un consejo para los jóvenes futbolistas: "No quiero que malgasten su talento. He dado ejemplos de cosas que hice realmente malas. Cometí errores en mi vida. Ahora estoy bien, pero no quiero que les marquen esas estúpidas cosas que dejan marca para siempre como 'chico malo', 'bebedor' o 'festero'".

El ghanés creció en el barrio de Wedding en Berlín, conocido por su alto índice de criminalidad. "Es complicado vivir allí, pero estoy orgulloso porque mi personalidad se forjó allí", argumenta Boateng. El jugador también es un icono fuera del campo más allá de las polémicas por su lucha contra el racismo. De hecho en un partido amistoso cuando estaba en el Milan abandonó el campo por insultos racistas y le siguieron todos sus compañeros. "Había niños en las gradas y de haber seguido jugando hubieran pensado que ese tipo de situaciones son normales y no", concluye Boateng.