Munir prepara la mudanza. Alrededor de las once menos cuarto de la mañana la familia y los amigos de Munir se han presentado en las instalaciones de Paterna para liquidar su cesión al Valencia, que no ejercerá la opción de compra de 12 millones de euros fijada en el momento de su cesión por el Barça. Lo han hecho en dos vehículos distintos, uno de ellos un todoterreno de alta gama que iba cargado hasta los topes de maletas y de trastos, al más puro estilo camión de mudanza, en el que podía verse a través de una de las ventanas hasta el papel higiénico. Es, sin lugar a dudas, una de las escenas más curiosas en una mañana en la que los futbolistas se despiden -algunos quizá no vuelvan- del trabajo en Paterna para comenzar las vacaciones.

El atacante hispano-marroquí acudió al estadio este domingo sabiendo que era su último encuentro con la camiseta del Valencia. Su despedida congregó en la tribuna de Mestalla a alrededor de diez o doce personas entre sus familiares y amigos más cercanos, que acudieron expresamente para arroparle. Munir fue suplente y justo después de terminar el calentamiento previo al encuentro, de camino hacia el túnel de vestuarios, buscó con la mirada a su gente... Sonrió al encontrarlos, pero le faltaba alguien. "¿Dónde está mi madre?", dijo a uno de sus amigos.

"Aquí detrás", respondió este. En efecto. Munir levantó la cabeza y respiró aliviado al ver que unas filas más arriba estaba su madre, Saida, que había viajado a València para ver su último partido como blanquinegro. Al salir al campo el delantero se llevó una pitada de la afición valencianista.