Luciano Vietto tiene una obsesión entre ceja y ceja: Volver a ser en la liga española el goleador que fue con el Villarreal de Marcelino. La insistencia de ambos, la suya y la del entrenador, ha propiciado que estén nuevamente juntos en el Valencia CF. Este jueves contra el FC Barcelona, liderado por Leo Messi, su ídolo de adolescencia, ´Lucho´ dispondrá de una ocasión de oro para dar un segundo paso de gigante camino de sus ambiciones tras aquel hat-trick del 9 de enero ante Las Palmas en los octavos de final de la Copa del Rey. Otra gran noche de Vietto, esta vez en Can Barça, sería mucho más importante porque acercaría al Valencia a una final diez años después de la última, también del torneo del K.O, en abril de 2008.

En el Sevilla y, sobre todo, en el Atlético las cosas no salieron como el joven argentino esperaba. Sin embargo, en los momentos en los que el talento de Luciano Vietto ha sido tentado para cambiar de aires hay un denominador común que habla a las claras del hambre que mantiene el delantero de Balnearia. «Ahora podía haber ido al Sporting, incluso, ganando algo más de dinero y prefirió demostrarle al fútbol español que está bien, que va a ser el mismo que estuvo con Marcelino Y hace año y medio lo quiso el Barcelona, presentaron una oferta por él y no quiso porque entendió que allí no iba a jugar... Y eso que Messi le llamó para decirle: Luciano, vente, en el Barcelona vamos a ganar títulos y lo pasaremos bien», confiesa a SUPER una de las personas que mejor conocen desde hace años al pequeño atacante criado en Córdoba (Argentina).

Hace unas semanas Luciano frenó su fichaje, casi cerrado, por el Sporting de Portugal después de que el ambicioso plan de Marcelino para el Valencia le convenciera por teléfono. En el verano de 2016 el futbolista, cuando aún tenía 22 años, rechazó la posibilidad de fichar por el Barcelona para ser el suplente del famoso tridente, la MSN: Messi, Suárez y Neymar jr. Desde la temporada anterior Luis Enrique, por entonces técnico culé, venía reclamando un cuarto delantero en la sombra desde la marcha de Pedro. Un atacante que diera descanso a las estrellas barcelonistas sin ser ´triturado´ por la dura competencia con ellas, tal y como les había pasado a hombres como Sandro, Munir y más recientemente Deulofeu. A finales de agosto el elegido fue el valencianista Paco Alcácer, previo pago de 30 millones de euros y otros dos en función de objetivos.

Durante junio y buena parte de julio el Barcelona insistió en llevarse a Vietto del Atlético. Los culés estaban dispuestos a pagar un traspaso mientras que el Sevilla y otros clubes, entre los que llegó a hablarse del Valencia, proponían una cesión con opción de compra. Barcelonistas y sevillistas apostaron por él con una mayor fuerza y, entre los dos, el jugador apostó por la posibilidad de recalar en un proyecto Champions donde avanzar en su progresión y competir por un sitio en el once con muchas más posibilidades de las que le presentaba el Barça de Messi, Luis Suárez y Ney.

Paco Alcácer, sólo cuatro meses mayor que el punta argentino, tomó la decisión contraria. El de Torrent no dudó en fichar por el Barça de Luis Enrique en las últimas horas del mercado de verano del curso 16/17. El 30 de agosto de 2016. Peter Lim aceptó sin demasiada negociación por el medio la oferta barcelonista. La primera temporada en el Camp Nou se convirtió en una difícil experiencia para Alcácer, quien no marcó su primer gol con la camiseta blaugrana hasta el 21 de diciembre de aquel año... en Copa del Rey y frente al Hércules. A Vietto, por su parte, le fue mejor con el Sevilla, aunque en la segunda parte del curso se diluyó hasta que regresó al Atlético sin que el Sevilla pagara los 20 ´kilos´ de la opción. Mientras Paco hizo ocho tantos y dio cuatro asistencias en 27 partidos, Lucho se quedó en diez goles y seis pases decisivos en 31 duelos en Nervión.

Una llamada de Jorge Sampaoli había movido a Vietto a Sevilla. Hace unas semanas el contacto con Marcelino lo puso rumbo a Valencia. Similitudes en los destinos de un jugador que en los últimos años primó lo deportivo a lo económico, la continuidad en un fútbol español en el que desea forjarse como un goleador reputado y regular. El Valencia le brinda la oportunidad. En el Metropolitano no jugará por contrato, pero este jueves, delante de su admirado Messi, puede borrar a lo grande esa sensación de frialdad de sus últimas apariciones.