Si Ferran Torres hubiera marcado la ocasión que tuvo en sus botas a falta de pocos instantes para el final del partido en Balaídos al día siguiente su cara hubiera estado en todas las portadas. Su irrupción va a la velocidad de la luz pero el destino y, sobre todo, una buena salida de Sergio Álvarez aplazarían su estreno goleador con el primer equipo. En lugar de vencerse, el guardameta del Celta leyó la jugada y eso le permitió achicar el espacio a toda velocidad negándole prácticamente todos los huecos al canterano, que trató de levantar el balón nada más recibir el pase de Vietto. La maniobra solo le dejaría libre los postes para definir, quizá, con la puntera.

Al valencianista, un chico tremendamente expresivo, le asomaba la frustración en su primer gesto. Más allá de ser la última ocasión y que pudo ser decisiva, responsabilizar a Ferran de no ganar ante el Celta en un partido en el que el Valencia CF desperdició dieciséis remates de los diecisiete que tuvo ante la portería celeste sería absurdo y así se lo hicieron saber todos a su alrededor tras el pitido final. Vestuario y staff técnico arroparon al joven extremo de Foios en una experiencia que, lejos de ser dramática, le debe servir para extraer una lección de futuro.

Se trata de la primera ocasión de gol clara que ha tenido desde que subió al primer equipo y la lectura que se hace de puertas hacia adentro es que aunque no acertó de aquí debe salir reforzado. La élite obliga a decidir en milésimas de segundo porque el nivel competitivo aumenta con respecto a las categorías inferiores y todo sucede más rápido. Lo que le pasó es algo más que habitual en jugadores de cantera cuando irrumpen en Primera División. Marcelino lo sabe a la perfección, por ello durante las primeras semanas desde el momento en el que lo integró en dinámica convino que lo ideal era ubicarlo como delantero, para potenciar su capacidad para resolver en el mano a mano y hacer de él un atacante total.

Aunque es un jugador completo y domina prácticamente todos los registros -incluso el remate de cabeza, algo extraño en un extremo de velocidad y regate-, el asturiano es consciente de que si hay un punto que Ferran tiene que mejorar es ese, la definición en el mano a mano cuando tiene poco tiempo y margen de maniobra. Tendrá más, porque los extremos en el contexto competitivo de Marcelino canalizan el juego por dentro, en sus botas estará la oportunidad de resarcirse.

Hasta hace algo más de un año una acción de este tipo le hubiera pasado factura mentalmente al jugador. Su frontera se sitúa en un partido de juveniles contra en el Villarreal en el que, pese a rayar a un rendimiento altísimo, acabó marcándose un gol en su propia meta. Aquella tarde abandonó el campo entre lágrimas pero entendió muchas cosas, entre ellas que más allá del aprendizaje no tiene ningún sentido trasladar un error del partido a su cabeza y arrastrarlo en cada movimiento durante toda la semana. Ferran ahora es un futbolista duro de cuerpo y de mente. Ante el Celta estuvo a punto de coronarse. «A la próxima será, Ferran», como dicen sus compañeros.

Su protagonismo va a ir a más

Por el momento del equipo, que tiene la clasificación para la Champions ya al alcance de la mano, y el buen rendimiento que ha venido demostrando durante sus apariciones hasta la fecha, el partido ante el Celta se presentaba como una ocasión ideal para darle la titularidad al joven futbolista de Foios. Marcelino, sin embargo, decidió dar un espaldarazo a Andreas, que contó con una oportunidad de 90 minutos para rehacerse tras haber sido pitado en Mestalla tres días antes. Ferran salió a falta de 12 minutos para el final y en su primer contacto con el balón demostró una de sus grandes virtudes, la capacidad para desbordar en velocidad. El canterano, activo, se entendió muy bien con Soler, que lo buscaba cada vez en la salida, agitó el frente de ataque y contagió sus ganas al resto de compañeros en un tramo en el que pudo pasar cualquier cosa. Cuenta 13 partidos en la élite. Su apuesta está más que justificada. La segunda titularidad queda pendiente. El plan es darle más protagonismo en la recta final.