Hace ya varios meses que el proyecto de 'Una cistella al Sàhara' comenzó a gestarse con el único objetivo de hacer del baloncesto el vehículo con el que prestar ayuda humanitaria y obtener una sonrisa a los miles de niños que malviven a diario en los campamentos de refugiados del Sáhara. Un proyecto íntegramente valenciano y que, en este momento, no sólo es ya una realidad sino que cuenta con pilares sólidos con los que ir creciendo en el futuro. Porque de eso se trataba también, de que esta iniciativa no sea algo efímero y puntual, sino que se perpetúe en el tiempo involucrando cada vez a más actores. Las perspectivas ahí son inmejorables.

Gran parte de culpa la tienen los entrenadores que, desinteresadamente, han puesto sus conocimientos y solidaridad en esta aventura. Junto a Ferran Pizcueta, actual director técnico de la Academia Víctor Claver y muy ligado al pueblo saharaui en el terreno emocional, viajaron hasta las diferentes 'wilayas' Jorge Silvestre, Marc Torres, Paco Jiménez y Maties Iborra. A su lado arrimando el hombro estuvo también Vallivana Murgui, concejala de Políticas Inclusivas e Igualdad del Ayuntamiento de Llíria, consistorio desde el que comentó a fraguarse toda esta bonita historia que contó también con donaciones de la Federación Baloncesto, Escola Basquet Llíria, Jóvens Almassera, Iocum S.L y la colaboración de Twinner Llíria.

El viaje arrancó a principios de diciembre en Alacant rumbo a Tindouf (Argelia), concretamente a la Wilaya de Bojador, donde la expedición al completo centró sus esfuerzos en visitar diariamente varios colegios para colocar canastas y repartir equipaciones de juego y material. Además se realizaron diferentes actividades y tareas relacionadas con la práctica del baloncesto. Finalmente, se hizo entrega a todos los niños y niñas de un complemento nutricional. «Ha sido un gran éxito, ya hemos iniciado conversaciones con otra Wilaya e intentaremos repetir experiencia el próximo año», comentó a su regreso Paco Jiménez, director de l'Escola Bàsquet Llíria.

Durante los primeros tres días el grupo de voluntarios desarrolló su labor en tres centros de primaria y un centro de secundaria con la colaboración de miembros del Ministerio de Juventud y Deporte de la RASD (República Árabe Saharaui Democrática). Además, visitaron y conocieron diferentes centros de educación infantil, centros para alumnos con diversidad funcional, dispensarios sanitarios, etc. «Nunca imaginé que podría ver sonreír, del modo en que lo hacían, a todos esos niños y niñas cuando llegábamos a los colegios con las canastas y todo el material», destacó Jorge Silvestre, director deportivo del CB La Pobla de Vallbona. Tras esta primera parada, la expedición se desplazó hasta la Wilaya de Dajla, donde acompañaron a la edil del Ayuntamiento de Llíria en la firma de su hermanamiento con la daira de Tinigir.

Asimismo, aprovecharon para reunirse con el delegado de Juventud y Deporte de dicha población y empezar así a estudiar las posibilidades reales de poder llevar 'Una cistella al Sàhara' hasta Dajla el próximo año, además de crear también sinergias y nuevas estrategias de actuación.

A por otro proyecto

Tras la experiencia, impactante para todo el grupo, la expedición ha regresado con muchas ideas y propuestas para futuras actividades. De hecho todos están ya trabajando en el nuevo proyecto. El cariño y el excelente trato mostrado por el pueblo saharaui les ha llegado al corazón. Desde los niños y niñas con los que realizaron las actividades, pasando por las familias que los acogieron durante este tiempo, hasta los dirigentes y miembros colaboradores de la RASD. Ahora bien, lo que no podrán olvidar nunca, especialmente aquellos que llegaron a los campamentos por primera vez, es la precaria situación en la que se encuentra la población. Personas que luchan a diario por sobrevivir a la escasez de alimentos y agua, además de a la falta de infraestructuras y servicios básicos como son la sanidad y la educación.

«Esperamos que esto no se quede en los campamentos, queremos que también sirva para sensibilizar a la población de nuestra comunidad sobre la situación que vive el pueblo saharaui. Y aunque resulte complicado, también a la clase política», señaló Ferran Pizcueta. El problema, recordemos, perdura ya 43 años. Desde que tras la firma de los Acuerdos Tripartitos de Madrid en 1975 España se retiró de la zona conocida como Sáhara Occidental.