El cuerpo me pide escribir del árbitro para empezar. Me pide poner en grande que la jugada de Soldado no era fuera de juego y volver a recordar una y mil veces que como siempre, hay que hacer muchas cosas para ganar en la Cueva de Alí Babá. Sobre todo porque compruebo una vez más que algunos tienen una manera muy peculiar de sumar y restar, y sobre todo, de aplicar justicia.

La Guerra Civil

Pero como me quedé bastante a gusto el otro día con aquello de ´Si tienes entre las cejas libertad´ no puedes ser del Real Madrid, mejor hoy les cuento una historia de mi madre... Mi abuela nació en un pueblo de Ávila, Casavieja. Con el estallido de la guerra civil española y siendo una niña, toda la família se vio obligada a huir a zona republicana. El destino les llevó hasta un pequeño pueblo de L´Horta Nord; Massalfasar. Cómo mi abuela conoció a mi abuelo y decidió quedarse en Valencia no lo sé pero tampoco importa tanto, el caso es que en mi família llevamos a Casavieja en el corazón y mi madre siempre que puede se escapa unos días entre aquellas montañas. En vacaciones de Pascua, en verano...

No es perfecto

Como se podrán imaginar, a apenas cien kilómetros de Madrid por la carretera de Extremadura, en Casavieja hay mucho madridista €queda claro que el pueblo perfecto no es...€, lo que permite situaciones de esas en las que te das cuenta de verdad cuánto quieres a tu equipo de fútbol, momentos que hacen que uno se aferre a lo suyo y refuerzan tanto la identificación con unos colores que la convierten casi una cuestión de dignidad personal. Me ha contado mil veces mi madre cuánto sufrió hace unas temporadas, en vacaciones de Semana Santa, cuando el Real Madrid ganó 3-6 en Mestalla. Ella estaba en Casavieja, en un bar... Es un pueblo pequeño y todo el mundo nos conoce por ´los valencianos´, y no es que la gente se burlara de mi madre porque lo cierto es que nos aprecian bastante, pero se pueden imaginar la movida... Pues ahora imaginen también la cara que puso mi madre en cuanto salió el calendario de la liga... se quedó blanca, «el partit del Madrid me pilla altra vegada en Casavieja...». No me lo quiso decir, pero yo sabía que ayer no iba a ningún bar a ver el partido, y no porque no confiara en Pellegrino, más bien prefirió sufrir sola, en casa, con la radio.

Pasear es muy sano

Mi madre no me llama nunca después de los partidos, piensa que estoy liado y no quiere molestar. Sé que ayer llamó a mi mujer y le dijo que se iba a la calle, no sabía muy bien dónde ni para qué, pero que le apetecía pasear, presumir, sonreír, disfrutar, y sobre todo, decirle al mundo: «¡Aquí está la valenciana!». Como si la estuviera viendo... ¿Se la imaginan verdad?

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