Posiblemente sea arriesgado llegar a conclusiones absolutas por un partido, o incluso por nueve partidos de Liga, pero será por el buen sabor de boca que me ha dejado el encuentro del Valencia CF, o por las muchas ganas que tengo de que sea así, que la cuestión es que me atrevo a decir que una de las grandes conclusiones del enfrentamiento entre el Atlético de Madrid y el Valencia CF es que no hay tanta diferencia entre ambos.

Un día saldrá Celades en modo entrenador -todos llevan el freno de mano puesto- a decir que si el presupuesto y que no sé qué, pero hoy creo que el Valencia CF ha subido un peldaño de la escalera y como tal hay que exigirle algo más que ser cuarto, que por otra parte es lo que hizo la temporada pasada, que además de cuarto fue campeón de Copa y semifinalista de Europa League. ¿Y qué es algo más que ser cuarto? Bueno, paciencia, tampoco tengo las ideas tan claras. De momento en la Liga lo que hay que pedir a estos futbolistas y a este entrenador es que no llegue el mes de diciembre y los de arriba en la tabla se hayan marchado para no volver. Eso pido porque el equipo me ha demostrado que lo puede hacer. Ha logrado dos victorias de prestigio en Londres y en Bilbao, y este empate también se puede calificar de prestigio. Pero de todo, lo que más me gustó del Valencia CF fue que cuando hizo el empate se fue a por la victoria con convicción y jugando a fútbol. Y desarboló al Atlético hasta el punto que tuvo que aparecer Oblak para evitar que se lleva los tres puntos. Pues bien, todo esto lo digo porque no sé qué más han de hacer los futbolistas para que nos convenzamos de una vez que a este equipo hay que animarlo en Mestalla. Estos futbolistas se han ganado que su afición esté con ellos y les facilite las cosas cuando se complican. Y creo que motivos para ello sobran, como por ejemplo que hay un buen equipo, que está comprometido y que la temporada acaba de empezar y estamos a tiempo de todo.

Entiendo que es difícil conjugar la justa protesta al club y a su presidente y propietario por demasiadas cosas, pero me reitero en una idea: el equipo está por encima de ellos y los jugadores reclaman desesperadamente cariño en su estadio. Sé lo que digo. Ellos no lo dirán porque no deben, pero lo digo yo; tienen ganas de que termine el extraño ambiente que se respira en Mestalla aunque son plenamente conscientes que el culpable y el generador de ese 'extraño ambiente' es el club. Por ello, dejen que les diga una cosa, no va con ellos pero les afecta. Son humanos.

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