No todo es fichar un buen entrenador, que ya me conformaría con que se fichara un buen entrenador. Hay algo más. Mucho más. Siempre me ha gustado que el gestor de un equipo de fútbol tome decisiones -por importantes o vitales que sean- desde la frialdad del análisis y pensando qué es lo mejor para el club independientemente de lo que diga aquello que llamamos 'entorno'. El 'entorno' somos todos. Ellos son los gestores y el resto somos entorno. Uno se pasa el día con lo de Lim go home, que está en su derecho, el otro vería colmadas sus aspiraciones si se marchara Anil Murthy, que también lo está, y el de más allá sueña con que no tenemos dueño y que llegará un comprador. Y los hay que apelan a lo que ellos consideran las esencias del valencianismo porque siguen esperando que el Valencia CF vuelva a ser nuestro. Todos tienen razón, o dicho de otra manera, a todos les ha dado la razón Meriton.

El fútbol es un presente rabioso y los resultados de la temporada son tan ridículos que la Copa del Rey apenas nos ha durado unos meses por más que siempre la tendremos en la memoria, y más si la consecuencia del ridículo son decisiones drásticas como las del pasado verano que no hace falta recordar porque todos las tenemos muy presentes. Pero el presente continuo y rabioso que es el Valencia CF te obliga a volver a decidir al día siguiente. Siempre. Dado que no hay intención alguna de vender el club al medio plazo, ves a saber qué pasará en unos años, Peter Lim -y por extensión Anil Murthy- tienen ahora una responsabilidad. Ser el máximo accionista del Valencia CF es mucho más que decidir si ficho a Pepe y vendo a Paco, o si ceso a tal entrenador cuando lo considero oportuno. La ley mercantil les asiste pero la ley moral les obliga a esforzarse. Y ahora además, también están obligados a acertar.

No se trata de aquello del despotismo ilustrado de todo por el pueblo pero sin el pueblo, se trata de tomar decisiones después de un análisis, se trata de no decidir por capricho o por intuición. Y el pasado reciente nos dice que poco análisis hubo en la decisión de cesar a Marcelino y fichar a Celades. La crisis de reputación de arrastra Meriton, merecida y ganado a pulso, ha degenerado en una desconfianza sin precedentes por parte del valencianismo, por ello, y dado que el historial nos dice que son capaces de cualquier cosa, el verdadero respeto es gestionar desde la responsabilidad porque son el máximo accionista y el presidente del Valencia CF. ¡Poca broma con eso! Al respecto, Celades fue cesado el pasado 29 de junio, y más de 20 días después siguen dándole vueltas al entrenador del futuro porque la lista siempre está abierta. ¿Acaso esperaban que Voro lo hubiese hecho bien para apostar por él? Decidir desde el respeto a los aficionados te acerca al éxito porque decides desde la responsabilidad. Si no vendes, tienes que hacer un proyecto a la altura de la historia del club. Y ahora, dime iluso.

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