El Valencia está inmerso en una crisis de resultados desde el inicio de temporada y es algo que no se puede negar, ni esconder con la frase de que el equipo no gana pero tampoco pierde. Por desgracia, en los últimos dos partidos el equipo ha pasado de las buenas sensaciones y los continuados empates, a seguir empatándolo todo pero ahora ya deja sensaciones muy preocupantes. Los que vivimos el partido desde la tribuna de prensa del Stade de Suisse el pasado martes pudimos ver desde muy cerquita el nerviosismo que ahora mismo invade al vestuario del Valencia CF. Empezando por el entrenador que se desgañita durante los partidos sin ser capaz de encontrar la tecla para que el equipo juegue noventa minutos con intensidad suficiente como para ganar, y siguiendo por las discusiones de los futbolistas en el propio terreno de juego durante la segunda parte. Esa segunda parte fue la que generó muchísimas dudas al valencianismo y la que ha provocado las primeras críticas serias sobre el proyecto y el entrenador desde que Marcelino.

El pasado reciente

La buena temporada pasada le otorga a Marcelino un margen, y un cariño del aficionado, que se refleja en la paciencia que Mestalla está teniendo con el equipo en este inicio de temporada pese a que todavía no le ha visto ganar un solo partido. El valencianista tiene esta temporada, la del centenario, una ilusión casi diría que desmedida por ver a su equipo en la zona alta y peleando de verdad por estar en las fases finales de la Champions League. Por eso, pese a los malos resultados iniciales, está aguantando lo que me atrevería decir casi nunca aguantado para no ser el que termine por empujar al equipo al fondo del precipicio.

Paciencia ilimitada

Ahora bien, la paciencia del aficionado tiene un límite y ya es momento para que el margen que tiene el entrenador se empieza a traducir en resultados. La figura del técnico del Valencia CF lleva ligada intrínsecamente una exigencia del club grande, una exigencia de conseguir soluciones ante determinados problemas y de dar respuestas ante determinadas preguntas. Por muy bien que lo hiciera Marcelino el año pasado, que lo hizo, eso ya es historia y ahora al técnico se le debe exigir, a la par que apoyar, que sea capaz de sacar su mejor versión para encontrar soluciones a la mala dinámica en la que está inmerso este equipo. Un equipo que ha sido construido a imagen y semejanza del entrenador asturiano, ya que el ha sido el encargado de confeccionar la plantilla de esta temporada.

Quieren disfrutar

No puedo entender aquellos que le piden más tiempo al aficionado y que casi le tachan de mal valencianista por tener dudas y expresarlas en estos momentos de malos resultados, casi les culpan y les hacen responsables de la mala imagen que dio el Valencia el pasado martes en Suiza o de la incapacidad del equipo para superar a Leganés el pasado sábado en Mestalla. Nunca he creído en esa versión de que el público empuja o cambia las dinámicas de los equipos, el valencianismo siempre está, quiere disfrutar con su Valencia y ahora mismo está sufriéndolo y por eso es más que normal que haya debate y polémica en torno al equipo. Me ha gustado que recientemente Marcelino haya reconocido que el objetivo de esta temporada vez debe ser Champions, porque ese y no otro es el objetivo mínimo del Valencia. El problema es que en esta ciudad el entorno, muchas veces anti valencianista, se empeña en afirmar desde hace años que la exigencia del Valencia no puede ser la de estar todos los años ahí arriba, para estos el Valencia no está obligado a volver a llegar la Champions y en breve es posible que empiecen a vender que llegar a la Europa League sea un gran éxito en esta temporada. Mi humilde consejo para Marcelino es que no escuche a esos consejeros que siempre han querido estar chupando del bote del club y recupere su versión más competitiva.

Tiene margen

Marcelino necesita sacar los dientes ante su plantilla, tiene todo el apoyo del club, tiene una afición que le sigue queriendo en su banquillo y tiene a una muy buena plantilla. Debe ser justo y poner a los que están mejor olvidándose de los roles de cada uno. De hecho, está en el momento ideal para reordenar roles si es necesario y cambiar la dinámica. Lo que está claro es que o cambia cosas y consigue ganar partidos o ese margen que tiene y ese apoyo que recibe cada vez será menor y sufrirá un desgaste que terminará por ser incómodo para todos. De momento, la crisis del Valencia CF es menos crisis porque está a tiempo de todo pero ese tiempo empieza a ser cada vez menor. Ser entrenador del Valencia CF conlleva eso y nadie está exento de ello.