El Valencia no consiguió la victoria ante el Getafe gracias al VAR, ni gracias a la buena actuación que tuvo el equipo de Marcelino (en ocasiones) durante el partido en El Coliseum el sábado pasado, que también, pero a quien realmente hay que darle el mérito es al oblicuo abdominal interno de Dani Parejo. Porque sin el protagonismo de este músculo en un óptimo nivel, un futbolista no puede realizar un chut tan contundente como el que realizó el capitán del Valencia en el penalti que le dio el gol de la victoria al Valencia, gracias al cual, el equipo de Mestalla podrá disfrutar de un descanso mental por unos días mientras se disputan los partidos de selecciones.

Quizá sea algo desproporcionado alabar la participación de este pequeño músculo en una victoria que llega 'como agua de mayo' a los valencianistas, pero si hacemos un análisis biomecánico de la acción del chut en el futbolista, el musculito es literalmente preciso y fundamental.

La mala noticia llegó tras el encuentro ante el Athletic de Bilbao, hace un par de jornadas. El capitán del Valencia se lesionó durante el partido, o acabó con molestias (no me quedó claro) en la zona del abdomen. El parte médico comunicaba una rotura de grado 2 en el oblicuo abdominal de su costado izquierdo. Una lesión, que precisamente, sufrió Garay el año pasado durante el mes de noviembre frente al Barcelona. Por aquel entonces, la lesión del defensa central ocurría en la segunda parte del encuentro, el defensa tuvo que ser atendido por los servicios médicos, y en un intento de volver al terreno de juego, el argentino tuvo que ser sustituido por el portugués Rúben Vezo.

La lógica de una lesión de grado 2 es un dolor que prácticamente obliga al deportista a abandonar ipso facto la actividad, ya que impide el movimiento por el dolor, incluso en ocasiones puede aparecer hematoma debido a la cantidad de fibras rotas. Sin embargo, Dani Parejo, sí acabó el partido ante el Athletic de Bilbao, lo cual demuestra el esfuerzo físico que hizo el capitán hasta el final del encuentro...

La rotura de grado 2 estima un tiempo de recuperación de entre 3 y 6 semanas, los cuidados deben ser tratados con especial delicadeza y es fundamental respetar los tiempos de recuperación para que no haya reincidencia en la lesión, y aunque es cierto que muchos deportistas adelantan muchas veces los tiempos estimados debido a la musculatura de élite que poseen y al buen hacer de los servicios médicos de los clubes, tengo que decir que me llamó poderosamente la atención ver a Dani Parejo tan solo una semana después en Paterna trotando y realizando entrenamiento grupal.

Ezequiel Garay tras la lesión similar ante el Barça la temporada pasada, trabajó al margen del grupo para recuperarse casi tres semanas, de hecho se perdió los tres siguientes partidos de liga, Getafe, Celta de Vigo y Eibar. No fue hasta el partido ante el Villarreal, en un encuentro que despedía el año, cuando el central argentino volvió a la normalidad. Prácticamente un mes después de la lesión, tiempo razonable para una rotura de grado 2, cuyo tiempo de recuperación suele estar en torno a los 20 días mínimo.

En comparativa: el oblicuo abdominal de Ezequiel Garay necesitó 4 jornadas de liga para volver a hacer acto de presencia en el terreno de juego, se lesionó en la jornada 13 y reapareció en la jornada 17. El mágico oblicuo de Parejo se lesionó en la jornada 10 y ha vuelto tan solo dos después, en la 12, de hecho solo se perdió la jornada ante el Girona. Y volvió para dar la gloria al equipo de Marcelino García Toral, tras su importante intervención en el penalti que metió el capitán valecianista en el minuto 80 de partido frente al Getafe, un gol que mantendrá a la afición, a los medios y al propio equipo blanquinegro en paz durante los compromisos de selecciones. Y seguramente eso sea lo mejor de todo.

Esther Collado, periodista y fisioterapeuta