Este viernes, tendrá lugar en el recinto de Feria Valencia la habitual junta general de accionistas del Valencia CF. Será un viernes de puente para intentar que asista el menor número de accionistas posible y como ya ocurrió el año pasado, los medios de comunicación no podrán acceder para escribir crónicas de lo que allí suceda. Me parece una medida absolutamente absurda porque los accionistas que allí acudan, como yo, podrán contar todo lo que pase y encima me parece absurdo que Meriton, que maneja el 83% de las acciones del club, quiera que sean cuantos menos accionistas mejor cuando a la hora de la verdad no tendrá ninguna pega para probar todo lo que en esa junta se proponga.

Lo profundo

Que sea puente o no vayan los medios queda en detalle intrascendente cuando uno repasa con profundidad y con la ayuda de expertos en economía las cuentas y los balances de la entidad valencianista. Queda en un detalle intrascendente, porque la situación es extremadamente complicada pese a que el presidente del club se ha encargado los últimos días de restarle importancia a que el club acumule una deuda cercana a los 500 millones de euros y que se hayan perdido 100 millones en los tres últimos ejercicios. Si el máximo accionista estuviera dispuesto a compensar todas esas pérdidas y ese fuera el mensaje que hubiera lanzado el presidente Murthy, se podría decir que siendo grave perder tanto dinero la situación está controlada porque el máximo accionista no tendría problemas en poner más dinero en la sociedad, pero ese no ha sido el mensaje que ha trasladado el presidente. El asiático simplemente ha repetido que por primera vez en diez años el club ha empezado devolverle el dinero a los bancos. Y sí, se ha empezado devolver dinero a los bancos pero la deuda no solo es la bancaria y este club cada vez debe más dinero.

Más dinero

Y se debe cada vez más dinero porque deportivamente los últimos años no se ha acertado casi nunca cuando habido que invertir dinero en futbolistas. Se debe cada vez más dinero porque el club lleva varias temporadas arriesgando en lo económico para intentar engancharse al primer vagón del tren del fútbol europeo. Ese anhelo por competir con los mejores ha provocado un modelo del club donde todo se fía el balón y a los fichajes, pero la realidad, es que no existe una estructura firme, poderosa y continuada en el tiempo que le permita al club asentar un proyecto deportivo sobre unas bases sólidas. Ahora mismo, el Valencia de Peter Lim depende en todo de que Marcelino consiga tocar la famosa tecla que lleva buscando desde agosto, y el gran problema, es que si Marcelino no lo encuentra, el club se verá en la obligación de rescindir el contrato y con ello se generará un desierto en todas las estructuras a nivel deportivo, porque todo lo que hay hoy lo ha configurado el entrenador asturiano.

El hotel de Turín

Cuando salí del Juventus Stadium hace diez días, en el camino hacia el hotel tuve una mezcla de sensaciones entre la tristeza por eliminación, las pocas opciones que había tenido Valencia de competir contra un gran equipo y el lógico recuerdo de haber visto un Valencia grande en Europa. En ese instante, tuve la sensación de vivir un bucle eterno, de estar en una pesadilla de la que no somos capaces despertar y con esa misma sensación, llevo desde aquel día. Desde que empecé ejercer el periodismo, el Valencia CF vive constantemente sumergido en una crisis económica provocada por el proyecto del nuevo estadio, por Porxinos, por el crédito a la Fundación y la posterior multa Bruselas. Se trata de un bucle interminable del que el Valencia CF es incapaz de salir y que cada año hace crecer su deuda.

Un club saneado

Esta grave crisis económica, ha provocado incluso que haya cambiado el máximo accionista y que el equipo se caiga deportivamente pero que por la grandeza de la entidad vaya pegando zarpazos que le permiten poder engañarse y competir de vez en cuando con los mejores. Sin embargo, empiezo tener la certeza de que o el Valencia CF frena, prepara un plan de viabilidad concreto y empieza asumir sus problemas económicos, o nunca jamás podrá volver a competir de verdad con los mejores equipos. Se trata de dar un paso atrás para poder dar dos adelante, se trata de que de una vez por todas los gestores del club, en este caso Lim o si no quiere hacerlo que busque una alternativa y venda sus acciones, preparen un plan para de una vez por todas acabar el nuevo estadio o no acabarlo y vender ese solar de la avenida las Cortes, para hacer lo que haya que hacer con las parcelas de Mestalla. Es decir que marquen una hoja de ruta para ser un club saneado y con estructuras reconocibles, encontrar un camino para rebajar esa monstruosa deuda que el Valencia hace crecer día a día.

Que lo expliquen

Si hay que frenar y vender jugadores por valor de 200, 250 o 300 millones que lo hagan, que lo expliquen, que le pidan ayuda y comprensión el valencianismo pero creo que ha llegado el momento de encontrar un camino que aunque sea costoso de recorrer nos haga sentir orgullosos día a día de ser valencianistas y de estar recorriendo el camino correcto para volver a ser grandes. Desde luego, que lo que ahora estamos haciendo es vivir una continuada huida sin fin hacia adelante. Y eso terminará por hundir definitivamente la entidad si de verdad no se frena y alguien se pregunta de verdad hacia dónde vamos y cómo vamos a ir.