Parece que la zona del Golfo está siendo propicia para noticias deportivas pero es que la terca realidad no nos deja más remedio que comentar lo que está acaeciendo en esa parte del mundo.

Ahora, que están acabándose los mundiales de atletismo en Doha, podemos decir que estamos asistiendo a un golpe a las aspiraciones de Qatar de convertirse en 'el país del deporte'. Así, hay tenis de alto nivel, se han celebrado recientemente mundiales de balonmano y de natación, pero cuando se ha llegado al atletismo, los problemas han comenzado.

Hemos visto caerse deportistas en marcha y en carreras largas y, en otras más cortas, se han quejado del calor y de, sobre todo, la humedad reinante en el estadio. ¿Debe esto ponernos en guardia, de nuevo, sobre lo que podría pasar en el mundial de fútbol de 2022?

Ya son bastante las reacciones existentes sobre su designación, desde la compra de votos al cambio en invierno de lo que era, normalmente, un acontecimiento veraniego. No volveremos a entrar a discutir esos puntos, sino a reciclar toda la información sobre lo difícil que será un mundial en ese país.

En primer lugar, aunque el atletismo es el deporte rey no ha atraído a masas de espectadores, con lo que existe una preocupación creciente por si los aficionados acudirán en 2022. Históricamente, el fútbol tiene más atractivo y las naciones que se clasifiquen llevarán consigo masas de seguidores, con lo que, esperemos, se llenen los estadios qataríes.

Esta es una preocupación. Otra es la de la asistencia a los partidos de aficionados gays y lesbianas, que el gobierno de aquél país no ha prohibido pero, en sus últimas manifestaciones, un portavoz dijo que «se deberá respetar la forma de vida y cultura de Qatar...».Veremos...

Además, se va a liberalizar un poco la venta de alcohol, con una bajada de precios que pueda hacer más fácil su consumo, lo que permitirá que algunos (no diré cuales pero lo intuirán ustedes) espectadores puedan aunar sus dos hobbies.

Y, lo último, ese primer plato del mundial de atletismo, con desmayos, deshidrataciones y otros malestares, puede ser la antesala de un mundial de fútbol complejo. Es obvio que no es lo mismo septiembre que diciembre y que el calor será, sin duda, menor, pero los noventa minutos (o más si hay prórrogas) de un partido pueden resultarles muy largos a algunos.

¿Veremos el mismo fútbol? Recordemos que en el 2007 la FIFA prohibió jugar a más de 2.500 metros de altura, por queja del Flamengo que jugó en Potosí (Bolivia) a 4.000 metros, empatando con un equipo menor. ¿Es lo mismo una temperatura o una humedad alta? Habrá, según parece, aire acondicionado en los estadios, con lo que disminuirían, en principio, esos dos problemas.

En fin, que entre unas cosas y otras, Qatar 2022 ha vuelto a la actualidad, con el mundial de atletismo como un preparatorio que ha salido regular. Ya no se cambiará de sede, por lo que veremos qué ocurre. Mientras, aquí tenemos un verano que se alarga y recomiendo para esas noches de, todavía, calor una serie que parece un drama pero es una comedia sarcástica:'The politician'. Disfrútenla.